¿Ejército de Salvación de la Humanidad a Palestina?
United for Peace: Intervención desde Naciones Unidas en defensa de la paz
Camilo González Posso
Bogotá D.C. septiembre de 2025
El presidente Gustavo Petro Urrego propuso en las Naciones Unidas que se definiera por mayoría la formación de un Ejército internacional que intervenga para liberar a Palestina y proteger al pueblo de Gaza ante la agresión que está perpetrando Israel bajo las órdenes de Netanyau con apoyo del gobierno de Estados Unidos. Utilizó la expresión United for Paece, que no es muy conocida en los debates políticos pero que tiene su significado en el ordenamiento de las Naciones Unidas.
Es una propuesta que puede analizarse desde muchos ángulos, entre los cuales están los de procedimiento y pertinencia, de impacto político y de viabilidad.
Para comenzar por los asuntos de procedimiento, se puede recordar que el fundamento de la iniciativa del presidente Petro es la resolución 377 A aprobada en las NNUU en 1950 y que fue la base para el envió de ejércitos a Corea, bajo la dirección de los Estados Unidos. Fue precisamente bajo el amparo de esa figura de Acción Unida por la Paz que los gobiernos de Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y Roberto Urdaneta enviaron el Batallón Colombia a Corea.
La United for Paece es una figura que opera cuando el Consejo de Seguridad no cumple sus obligaciones por falta de unanimidad o veto ante una situación “en que parezca haber una amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión”. En esas condiciones por iniciativa de uno de los miembros con el apoyo de la mayoría de los países, una asamblea ordinaria o extraordinaria puede adoptar “medidas colectivas, incluida en caso necesario el uso de la fuerza armada, para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.” La decisión de las Naciones Unidas le da legitimidad a esta modalidad de acción de paz y los países voluntariamente puede aportar recursos para llevarla a cabo.
La resolución que se adopte bajo ese procedimiento tiene una fuerza política de recomendación a los países para concurrir a la acción unificada por la paz y por lo tanto no sustituye las atribuciones que son exclusivas del Consejo de Seguridad de conformidad con el Capítulo 7 que establece obligaciones de acción cuando se presenta quebrantamiento de la paz o acto de agresión. El artículo 43 indica que es obligatorio para los países miembros poner a disposición del Consejo las fuerzas necesarias para las diferentes formas de intervención.
En el caso de Gaza ha sido ampliamente documentado en Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad y más del 90% de los países miembros condenan la agresión contra la población de Gaza indicando la gravedad extrema de las violaciones que constituyen crímenes de guerra y de lesa humanidad. Un número cada vez mayor de los miembros ha calificado la situación como genocidio y práctica sistemática de terrorismo de Estado en contra de un pueblo. Todos esos países han condenado las acciones terroristas de Hamas y en particular las del 7 de octubre de 2023 con asesinato de civiles y toma de rehenes, pero hacen la distinción entre lo que es una práctica atroz que es responsabilidad de un grupo armado y lo que es un sistema de terror, ocupación y muerte perpetrado por un gobierno. Sin dejar de señalar, como lo ha hecho la Corte Internacional de Justicia, que no existe proporcionalidad ni justificación alguna para el genocidio en curso y sus prácticas criminales en contra de la población.
Ante el incumplimiento de las responsabilidades del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la grave situación en la franja de Gaza, es pertinente que las Naciones Unidas en sesión extraordinaria considere formas de acción eficaces para contener el genocidio, o lo que en todo caso es una crisis humanitaria por crímenes contra la humanidad. Entre las decisiones que pueden concertar los países en esta situación de emergencia hay una gama ya establecida en las normas internacionales y que incluyen iniciativas diplomáticas, medidas de bloqueo de envió de armas e insumos que ayudan a la agresión, reconocimiento diplomático hasta el uso de la fuerza armada.
El centro de la propuesta del presidente Gustavo Petro ha sido la formación de un Ejército de Salvación que estaría conformado con los aportes de los países, en sus palabras: “hay que configurar un ejército más poderoso que el de los Estados Unidos y Israel juntos”. En el discurso de Petro en NY ha dicho que no basta con diplomacia, palabras y movilizaciones, que en lo inmediato se debe recurrir a las armas.
Aquí se llega al tema de la viabilidad y eficacia de lo que sería una guerra de grandes proporciones. Surgen varias preguntas y la primera es si el pueblo de Gaza y en general palestino está de acuerdo con que un ejército internacional llegue a su territorio o inicie una ofensiva desde muchos países para destruir la capacidad militar de Israel. En una escalada semejante, que se puede imaginar en gracia de discusión, con misiles y bombas y hasta con desembarco de tropas, ¿cómo se protegería al pueblo de Gaza ante la arremetida en ascenso y generalizada de Israel con el apoyo de los Estados Unidos y probablemente de muchos de los integrantes de la OTAN? El gobierno de Gaza esta dirigido oficialmente por Hamas, en forma independiente de la Autoridad Palestina que tiene su sede en Ramallah ¿Quién habla en nombre del pueblo sobre ese ejército que iría a defender la vida? Una alianza de los gobiernos con Hamas es impensable, así que sería una intervención unilateral de la fuerza internacional respaldada por NNUU, tal como ocurrió en otras circunstancias en Libia o Kosovo.
Un ejército más grande que el de EE. UU. e Israel juntos, tal como lo propone el presidente Petro, solo es imaginable si lo encabezan China, Rusia, India, Brasil y si además compromete a algunos países de Europa. Entre los países árabes se ha escuchado recientemente la propuesta de hacer una OTAN propia para defender sus territorios, pero es aún una iniciativa en ciernes y lejos de la idea de alistar de inmediato tropas de esos países para meterse en una guerra con Israel, o menos aún con Estados Unidos. ¿Qué hace pensar que los países agrupados en los BRICS se van a meter en una intervención militar en Gaza y contra Israel y sus aliados? Las señales que se tienen hasta ahora son de cautela por parte de Rusia y China. La situación de la guerra en Ucrania le exige a Putin concentrar allá sus fuerzas, sea para una opción de negociación con la mediación o gestiones de Estados Unidos, o para la escalada que se anuncia con nuevos impulsos de Alemania, Reino Unido y otros empujados por Trump y su mercado de armas. Gobiernos como el de Indonesia parecen dispuestos a aportar a una fuerza de paz, pero a condición de que sea para defender un Estado Palestino una vez reconocido.
Todo esto es sabido, incluso que la acción de un ejército internacional para derrotar a Netanyahu y al apoyo de EE. UU., acercaría el uso de armas atómicas y la escalada de la tercera guerra mundial. Entonces ¿cuál es el sentido de la propuesta hipotética del presidente Petro? Es probable que, con plena conciencia de su inviabilidad, sea una táctica para colocar en la agenda mundial la necesidad de medidas más fuertes que obliguen a Israel a parar la ofensiva de aniquilación del pueblo palestino y de la posibilidad de un territorio y un estado soberano.
Si este fuera el caso, el centro de la iniciativa para una asamblea extraordinaria de las NNUU sobre el genocidio en Gaza y la estrategia de expansión de la guerra, podrían ser las medidas ya propuestas por varios países y que tienen creciente respaldo en Europa y otros continentes, como el bloqueo a las armas y a todo recurso económico o de insumos que sostienen a Netanyahu. Los países árabes están interesados en construir propuestas diplomáticas y humanitarias y es importante el diálogo con ellos, sin poner por delante que manden ejércitos contra Israel. El dialogo de las potencias en el Consejo de Seguridad, a sabiendas de las posiciones e interés contrapuestos, no debe darse por cancelado y por el contrario es importante mantener ese y otros escenarios en los cuales EE. UU., China y los demás miembros emulen en fórmulas para que paren las armas y se ponga como prioridad la defensa de la vida del pueblo palestino y la terminación de cualquier acto terrorista.