Tras el homicidio de Miguel Uribe, la tensiรณn entre el homenaje y la polรฉmica digital mostrรณ los riesgos de la revictimizaciรณn en espacios de memoria.
El 11 de agosto, Colombia despertรณ con una noticia dolorosa: la muerte de Miguel Uribe Turbay, luego de mรกs de dos meses de luchar por su vida tras el atentado que sufriรณ el 7 de junio. La noticia, conocida en la madrugada, golpeรณ la opiniรณn pรบblica y generรณ reacciones inmediatas.
A las 5 de la maรฑana, INDEPAZ difundiรณ un comunicado oficial rechazando el homicidio. La declaraciรณn no solo condenaba el crimen como un hecho de violencia polรญtica, sino que ademรกs rendรญa homenaje a la memoria de Miguel Uribe como vรญctima y lรญder.
Minutos despuรฉs se activรณ una cadena de publicaciones inรฉdita para un solo caso. Se elaborรณ un cartel grรกfico que registraba a Uribe como el lรญder nรบmero 97 asesinado en 2025, pieza que se publicรณ tanto en la cuenta oficial de INDEPAZ como en perfiles personales. Al mismo tiempo, apareciรณ un video en TikTok donde se leรญa el comunicado y se rechazaba el asesinato. Esa misma grabaciรณn fue editada para Instagram, acompaรฑada de la imagen. Ademรกs, se difundiรณ un artรญculo sobre vรญctimas de violencia polรญtica y el presidente de INDEPAZ escribiรณ una columna sobre el caso. Paralelamente, se actualizรณ la base de datos oficial: Miguel Uribe fue incluido en la lista de lรญderes asesinados y en el visor del observatorio de la organizaciรณn.
Pocas veces se producen tantos contenidos por un solo homicidio. Pero en esta ocasiรณn, el dolor nacional y la magnitud simbรณlica del crimen lo ameritaban.
La decisiรณn, sin embargo, no estuvo exenta de controversia. La publicaciรณn en X (antes Twitter) desatรณ una polรฉmica: numerosos usuarios cuestionaron que Miguel Uribe fuera catalogado como lรญder social.
Pronto la publicaciรณn se convirtiรณ en un campo de batalla digital. A los debates se sumaron insultos e improperios dirigidos a la vรญctima y a su familia, que se intensificaron el dรญa del entierro.
Lo que habรญa sido concebido como un espacio de memoria terminรณ convertido en un escenario de revictimizaciรณn. Frente a esa situaciรณn, se tomรณ la decisiรณn de retirar la publicaciรณn de X. El criterio fue claro: proteger la memoria de Miguel y, sobre todo, a su familia. El resto de piezas permanecieron activas โel comunicado, la columna, el video en TikTok e Instagram, y el registro en las bases de datosโ sin que en esos espacios se replicara la agresividad. Al parecer Instagram lo consumen personas que prefieren el argumento al insulto, a diferencia de X.
Otro hecho contribuyรณ a la decisiรณn. Los carteles de INDEPAZ incluyen de manera sistemรกtica la Alerta Temprana de la Defensorรญa del Pueblo correspondiente al lugar del homicidio. En este caso, se citรณ el documento que advertรญa sobre la presencia de grupos armados en Bogotรก y sobre un corredor de riesgo que conecta varios municipios.
La menciรณn generรณ el rechazo de cerca de 50 habitantes de uno de esos municipios, quienes enviaron una carta seรฑalando que la publicaciรณn โafectaba el nombre del municipioโ y creaba un ambiente negativo. Esta presiรณn, sumada a la controversia en redes, reforzรณ la decisiรณn de bajar el cartel de la cuenta oficial de X. La medida provocรณ nuevas crรญticas, esta vez dirigidas al responsable de retirar la publicaciรณn. Pero en perspectiva, se tratรณ de una decisiรณn para evitar mรกs daรฑo a la familia y a la memoria de Miguel Uribe.
El debate quedรณ centrado en INDEPAZ y en sus voceros, y no en revictimizar a quien acababa de perder la vida.
Al final, el episodio mostrรณ dos caras: la del dolor colectivo que exige memoria y denuncia, y la de una polarizaciรณn digital capaz de convertir un homenaje en escenario de odio.
Lo que sรญ permanece intacto es el compromiso: seguiremos denunciando este y todos los homicidios de lรญderes sociales y polรญticos, pero nunca permitiremos que nuestros espacios digitales se conviertan en lugares donde se revictimice a las vรญctimas o se descargue mรกs odio sobre sus familias.