Camilo González Posso
Presidente de Indepaz. Diciembre de 2025
Más que un paro armado lo que hizo el ELN entre el 14 y el 17 de diciembre fue una “parada”. Con 65 hechos de presencia intento decir “aquí estoy” para lo que sea. Un raro mensaje supuestamente dirigido a los Estados Unidos por el anuncio de agresiones cada vez más fuertes contra Venezuela: como Trump está metiendo la mano en Venezuela el ELN hace un despliegue en Colombia tratando de decir que es una realidad en Colombia con capacidad de daño.
La Parada del ELN produjo dos policías muertos y el conductor de una ambulancia, 7 civiles heridos en distintas circunstancias, amenazas para interrumpir el tránsito intermunicipal en Catatumbo y hacia Cúcuta, puntos en la vía de Bucaramanga a Barrancabermeja y de Cali a Popayán. Afectación al transporte en 13 vías. Ataque a una estación de policía en Cali, otro en Puerto Jordán Arauca y en dos puntos en municipios de Antioquia. Banderas en algunas vías del Cauca, Arauca y Norte de Santander. Mejor dicho, atentados concentrados sobre todo en la región nororiental hacia la frontera con Venezuela y acciones menores en otros lados.
Si no fuera por las víctimas se podría decir que la Parada del 14 al 17 de diciembre fue un saludo a la bandera. En otras circunstancias el ELN ha mostrado mayor capacidad de hacer atentados terroristas con explosivos de su especialidad y tiene en reserva comandos con posibilidad de hacer ruido en sitios de 100 municipios y presencia simbólica en otros más. Se estima que tienen alrededor de 2.300 efectivos armados en ocho Frentes de Guerra y una periferia con cerca de 4.000 personas en redes de apoyo. Esto sin contar los simpatizantes,ni los camilistas nostálgicos.
Cuesta abajo en mi rodada
Este “paro armado” mostró que a pesar de la contraofensiva de recuperación que lanzó el ELN desde finales de 2024, continúa padeciendo el debilitamiento que ha tenido en los últimos años en varias regiones. Se puso en evidencia el retroceso en El Choco, en donde el Clan del Golfo (EGC) le ha disputado la mayor parte de sus antiguas áreas de presencia, lo mismo se nota en el occidente y costa del Cauca y de Nariño en donde las disidencias postFarc y el fraccionamiento de los Comuneros del Sur los redujo a una mínima expresión. En Antioquia y Sur de Bolívar siguen sin recuperar lo perdido en las confrontaciones con el Clan del Golfo y los postFarc.
Tabla 1. Comparativo departamentos y municipios con actividad de ELN 2017 – 2024
| Años | 2017 | 2018 | 2019 | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 | 2024 |
| Deptos. | 22 | 15 | 21 | 22 | 26 | 19 | 19 | 17 |
| Municipios | 159 | 150 | 204 | 212 | 184 | 184 | 148 | 115 |
Fuente Indepaz
Así que el paro o parada mostró que el accionar más fuerte se ubica desde la franja de frontera con Venezuela, desde Vichada a La Guajira, con especial presencia en Arauca y Norte de Santander.
Buscando escampadero
El curioso paro armado se presentó como protesta contra Trump y utilizó como formato el adecuado para dar un mensaje desde territorio colombiano buscando, entre líneas, responder a la acusación de que el ELN es una organización armada con gran presencia en territorio venezolano.
Algunos analistas, como los de InsightCrime, Pares y FIP, estiman que el ELN tiene en Venezuela entre 40% y 50% de sus efectivos, el refugio para los máximos jefes y la mayor parte de sus reservas económicas. No es extraño entonces que busquen acomodarse a las nuevas circunstancias dadas por la declaratoria de guerra del gobierno de Estados Unidos al régimen de Maduro, que ya tiene un bloqueo declarado en el Caribe, y que incluye al ELN acusado de ser parte de narcoterrorismo amparado por el supuesto Cartel de los Soles. El ELN ha sido designado como Organización Terrorista Foránea lo que en el lenguaje de Trump y su equipo inmediato significa autorización para matar mediante operaciones encubiertas o acciones militares abiertas en territorio de Venezuela o en la frontera de Colombia.
En estas condiciones parece que al ELN le interesa recalcar su nacionalidad colombiana, bajarle el perfil a su componente venezolano y buscar que se reanuden conversaciones con el gobierno de Colombia para recuperar la tribuna política.
Antonio García aprovechó el momento del despliegue del Comando Sur frente a las costas del Caribe y el ruido del paro armado para volver a hablar de posibilidades y condiciones para retomar las conversaciones y el funcionamiento de la mesa de paz con este o el próximo gobierno. Vuelve a su esquema de la paz imposible, con transformaciones estructurales vigiladas por las armas de la guerrilla, pero deja flotar el globo por si acaso se puede montar un teatro que le permita hablar de política y ponerle algún paraguas al aguacero trumpista.
Parece que el ELN no se da cuenta del descrédito al cual ha llegado nacional e internacionalmente. Las cuentas sobre municipios en donde impactan y los inventos de números sobre la variación de sus efectivos, no logran disimular la tendencia de pérdida de credibilidad a sus llamados a las armas para construir y defender el poder popular y la liberación nacional.
Una lección de la Parada: Si el ELN quisiera ser oído en Colombia y en el norte no solo por las explosiones de sus atentados, podría hablar de cese unilateral para todo este periodo electoral hasta junio de 2026. De hacerse a un lado para que el Estado avance en el Catatumbo en la erradicación total de la coca, de la producción de pasta básica. En cumplimiento unilateral verificable de las normas del DIH, incluida la proscripción del secuestro, de atentados a civiles y la desvinculación de menores de 18 años.
Otra lección: todas estas propuestas serán consideradas como estratosféricas y, si acaso, como ingenuidades de pacifistas inveterados. A menos que se las hagan las organizaciones de base en las zonas de influencia elena.






