Lo humanitario, como prรกctica humanista, dirigida a los mรกs vulnerables, no puede ser presentada como una estrategia propia y รบnica del capitalismo; de hecho la misma solidaridad que se plantea en lo humanitario ha sido ya planteada por la izquierda en los comitรฉs de solidaridad con Salvador o con Nicaragua. Serรญa perverso pensar que la solidaridad de un lado es una farsa y del otro lado es una virtud. Por ejemplo, la lucha contra el terrible genocidio de Camboya fue hecha por el ejรฉrcito comunista de Vietnam. Tambiรฉn ha habido terrorismo a nombre de la libertad y de la opresiรณn. Esto para decir una sola cosa: un mecanismo no es, en sรญ, propiedad de una ideologรญa.
Aclarado lo anterior, es necesario distinguir entre: la mal llamada a) โintervenciรณn humanitariaโ, que no es mรกs que la acciรณn militar disfrazada de humanismo sin ningรบn respaldo en el derecho internacional (ver mi anรกlisis: Debate jurรญdico sobre la โintervenciรณn humanitariaโ a Venezuela), y b) la acciรณn humanitaria, que corresponde al conjunto de esas prรกcticas solidarias basadas en ciertos principios y que no reparan en agendas polรญticas y mucho menos estรกn al servicio de estas.
Esas caracterรญsticas, la independencia y la imparcialidad de la acciรณn humanitaria, son exactamente lo opuesto a la versiรณn que presentรณ George Bush durante la ocupaciรณn de Irak en 2003, cuando dijo que la guerra tenรญa tres frentes: el militar, el diplomรกtico y el humanitario, y que hoy en un escenario diferente al de un conflicto armado, como el venezolano, se quiere hacer ver como tal. En Irak se evidenciรณ la pelea entre Estados Unidos y organizaciones solidarias, por el uso de un tรฉrmino. A esto se suma el error desde ciertas izquierdas, de esperar que las ONG de acciรณn humanitaria se comporten como la vanguardia de la revoluciรณn o, en caso contrario, se les reduce al bando de los traidores.
Lo humanitario separa la ayuda a los mรกs vulnerables, de los intereses econรณmicos y polรญticos de los Estados, blindando ademรกs a los operadores humanitarios y su accionar, con unas garantรญas de seguridad para acceder a los vulnerables. En el caso de Venezuela, no hay que ser un experto para reconocer una instrumentalizaciรณn de la solidaridad y, de ninguna manera, una realizaciรณn autรฉntica de tal principio.
Resulta muy difรญcil defender la nociรณn de lo humanitario frente al uso y abuso de este tรฉrmino por parte de Estados Unidos en varios conflictos armados, como fue en Somalia 1993; esa prรกctica que parece repetirse de cara a la situaciรณn de Venezuela.
Recordemos que la posverdad no solamente tiene como fin construir hechos alternativos, sino que fortalece la vieja frase de que โla verdad es la primera vรญctima de la guerraโ. La posverdad (es decir, el engaรฑo) no se limita a la construcciรณn de nuevas narrativas, sino tambiรฉn a la redefiniciรณn de ciertos tรฉrminos y uno de ellos es precisamente el significado de lo humanitario.
Es por tanto irresponsable e injusto meter en un mismo saco las propuestas mezquinas que a nombre de lo humanitario plantean algunos, y la acciรณn genuina a favor de las vรญctimas que realizan otros. No gratuitamente el Comitรฉ Internacional de la Cruz Roja se apartรณ de la pretendida caravana humanitaria desde territorio colombiano hacia Venezuela.
No es un problema de complacencia con ciertas ONG, ni de culto a la neutralidad; es un asunto de justicia con aquellas personas que han arriesgado su vida por los vulnerables. Es cierto que โuna cama por una nocheโ (como titula el libro de David Rieff), no resuelve los problemas estructurales; por ejemplo: la donaciรณn de unas medicinas no es la respuesta ideal al desabastecimiento de medicamentos en Venezuela, pero es que los humanitarios son bomberos y no estadistas, por decirlo de alguna manera.
Ahora, el debate de la falta de medicamentos en Venezuela se debe buscar en la casi nula producciรณn local, en los problemas de corrupciรณn, en el contrabando extractivo hacia Colombia pero, sobre todo, en que el bloqueo econรณmico dirigido por los Estados Unidos que le impide a Venezuela la compra de medicamentos en el mercado internacional. Si los Estados Unidos quieren ser humanitarios, bastarรญa que suprimieran las medidas econรณmicas que explican en parte la situaciรณn venezolana.
He visto trabajadores humanitarios en Sudรกn, Etiopรญa, Birmania y muchas otras partes del mundo, algunas veces difamados como โagentes del imperioโ mientras desarrollan un centro de recuperaciรณn nutricional o gestionan un campo de refugiados. Y serรญa tonto juzgar al bombero por no haber reconstruido la casa que salvรณ de las llamas. Despojar de una apuesta humanista a semejantes esfuerzos serรญa no sรณlo un acto de injusticia sino ademรกs de ignorancia.
ยฟQueremos los colombianos ser solidarios con Venezuela? que el Estado controle las fronteras para que el contrabando no pase toneladas y toneladas de comida, que se prohรญba la explotaciรณn infame de la mano de obra venezolana en Colombia, que las autoridades otorguen los documentos para que regulen su situaciรณn, que se retiren las restricciones para que las mujeres venezolanas accedan a controles prenatales en los hospitales colombianos, y un largo etcรฉtera. Vimos el maltrato a los colombianos en los refugios de Bogotรก y la percusiรณn por parte de la Policรญa en Riohacha: eso no es precisamente humanitario.
Lo que hay no es una operaciรณn humanitaria en curso, sino una campaรฑa publicitaria, supeditada a un objetivo polรญtico-militar, al servicio de los Estados Unidos, para atacar a Venezuela. No es la nutriciรณn de los venezolanos, ni el acceso a medicinas lo que importa. No verlo es ignorancia o cinismo.
Tomado de: http://victordecurrealugo.com/lo-humanitario-en-venezuela-entre-la-solidaridad-y-el-caballo-de-troya/