lo que quedó de la ungass

Escuchando a Claudio Naranjo, reputado pedagogo chileno, académico, activista político, médico psiquiatra, y PH,d en Medicina, en esas entrevistas que comparten los amigos por Facebook, encontré algo que hoy, a propósito de la decisión del Consejo Nacional de Estupefacientes de retornar al glifosato para ser empleado de nuevo en fumigaciones de cultivos de coca, cobra especial importancia y significado para mí. Dice Naranjo que ya es suficiente de andar diciendo que somos unas buenas personas metidas en “un mundo loco”, en vez de reconocer que si el mundo está “loco” seguramente se debe a que nosotros estamos enfermos como sociedad, y pues viendo las cosas que pasan, a uno no le queda más remedio que aceptar que la esquizofrenia de verdad, sobre todo en este país, sí que es colectiva.
Ayer, en horas de la tarde se llevó a cabo una reunión entre algunas organizaciones de la sociedad civil que trabajan desde distintos ámbitos el tema de las llamadas drogas prohibidas y la Dirección de Política Antidrogas del Ministerio de Justicia, junto con un representante del Ministerio de Salud y otro de la Cancillería, quienes convocaron el espacio en el cual intentaban dar un informe sobre la visión del Gobierno frente a los resultados de UNGASS
Respecto de esa Sesión especial de la ONU sobre drogas varios líderes de opinión expresaron sus análisis encontrando que, para variar, no se abordó el núcleo central del problema mundial de la violencia en sus distintas formas derivada del enfoque prohibicionista que está presente desde la médula, es decir, desde las convenciones internacionales que regulan a nivel mundial el tema de las drogas prohibidas.
Estas Convenciones ni se discutieron, todo lo que se debatió en esa sesión, que entre otras cosas fue convocada principalmente por Colombia, estuvo deliberadamente por fuera de cualquier cambio a las Convenciones que según los expertos son las que nos tienen condenados al surgimiento de jugosos mercados ilegales de la droga en todo el mudo y por tanto a la más cruenta de las violencias.
Eso ya debe ser locura, pero lo que me encontré en la reunión que les digo, fue otro síntoma patético de lo enfermos que estamos; la incoherencia, la contradicción, el cinismo inocente-inconsciente (si es que eso puede existir junto) de las actuaciones de las instituciones del Estado a través de sus funcionarios. Y es que era demasiado que en el salón donde minutos antes había tenido lugar la sesión del Consejo Nacional de Estupefacientes , donde habían acabado de tomar la nefasta decisión de volver a fumigar a los cultivos cocaleros con glifosato, ignorando por completo las mismas razones que un año antes argumentaron para decidir suspender el uso de ese mismo químico para fumigar esos mismos cultivos, nos reunieran para informarnos sobre la actuación “vanguardista” del Presidente Santos y su equipo de gobierno en los escenarios internacionales donde se discute la política de drogas.
“En este salón todavía huele a azufre”, comentó uno de los asistentes por parte de la sociedad civil, cuando pedimos explicaciones sobre lo acontecido.
¿Cómo era posible que sacaran pecho en cuanto espacio internacional hubo sobre el tema este año, diciendo que Colombia estaba trabajando fuertemente en desarrollar el enfoque de Salud y de derechos Humanos en la política de drogas, cuando a los ocho días del famoso evento mundial, la máxima autoridad del paìs sobre este tema donde tienen asiento los ministerios de Salud, de Agricultura, de Ambiente, de Defensa, de Justicia, de Educación, Procuraduría etc, deciden que a pesar del principio de precaución, a pesar de las evidencias científicas, a pesar de las horrendas cifras de muertos, de enfermos, de desplazados por las fumigaciones, de mutilados por las minas, del envenenamiento de las aguas y de suelos, ahora frente a la presión de Ordoñez y de quien sabe que otros intereses -me late que económicos- deciden que de nuevo van con la guerra química?…de nuevo la guerra contra los campesinos, afros e indígenas agricultores.
¿Cómo hacemos para creer que es cierta la posición del Gobierno que dice tener enfoque de Derechos Humanos, cuando en el lobby internacional son unos “santos” y en el terreno unos…diablos? ¿O en términos filosóficos Guatarianos, esquizos?
El representante de Minsalud que asistió a la reunión, no tuvo más remedio que pedir disculpas y decir que la situación era “demasiado complicada debido a los múltiples intereses que se movieron allí”… ¿cómo interpretar eso? Pues uno más o menos sabe…muy apenados los funcionarios, casi ni se querìan referir al tema…sin embargo todos votaron a favor de volver al glifosato…todos menos la viceprocuradora, quien lo diría.
En este país inundado hasta el tuétano de decisiones racionales-irracionales queda como anillo al dedo aquel trágico dicho que dice: “tiene razón, pero va pa la cárcel”

Diana Paola Valenzuela
Investigadora
OCDI-INDEPAZ
Bogotá Colombia