Por: Ernesto Guhl Nannetti
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Hace 20 años se celebró la denominada Cumbre de Janeiro, para poner en el escenario internacional la preocupación por el deterioro del medio ambiente global resultantes del proceso de desarrollo y la adopción de caminos para hacerlo compatible con el cuidado del medio ambiente. La reunión estuvo inspirada en el muy razonable principio de colocar el medio ambiente como el valor dominante y a partir de allí, buscar formas de desarrollo que permitieran la mejora de las condiciones de vida de la población y la conservación de la oferta de bienes y servicios ecosistémicos que garantizan la sostenibilidad del progreso humano. Se propuso una generosa hermandad internacional para salvar el planeta y se preparó una hoja de ruta hacía la sostenibilidad, que se denominó la Agenda XXI.






