INDEPAZ DESDE LA HABANA DESPUES DEL IMPASSE… UNA LUZ

Despuรฉs del triunfo del NO en el plebiscito y el empate con el Sร, con 0,22% de diferencia, se han tomado muchas iniciativas de diรกlogo para encontrar salidas a la situaciรณn. Lo que se ha constatado en estas semanas es la tรญpica situaciรณn de impasse: Ha quedado claro que el empate tรฉcnico no le da poder a los opositores para cambiar los pilares del Acuerdo Final ni autoriza a los firmantes de este acuerdo โ€“gobierno y FARC- a mantenerse inflexibles ante quienes ganaron o a desconocer ahora a la otra mitad de colombianos que apoyamos la refrendaciรณn.

Los del No tienen la legitimidad de un resultado electoral para โ€œcorregirโ€ el acuerdo, pero no para cualquier ocurrencia que lo haga inviable. Nadie eligiรณ al senador รlvaro Uribe Vรฉlez, ni a sus voceros y acompaรฑantes para que a su arbitrio se inventen una agenda de โ€œreformas de fondoโ€ que no fue inscrita en campaรฑa ante autoridad alguna ni tuvo entonces formulaciones detalladas sobre viejos y nuevos asuntos. Serรญa un absurdo pretender que todo discurso de los integrantes de los centenares de comitรฉs inscritos por promotores del NO ahora pueda convertirse en ultimรกtum bajo el supuesto de tener un respaldo mayoritario.

El รบnico punto de unidad en el NO era la exigencia de cambios al Acuerdo Final, pero sobre el sentido de las โ€œcorreccionesโ€ pedidas cada quien puso su acento y es imposible saber que porcentaje del NO corresponde a cada uno. Las cuentas de algunos de los que ahora se reclaman representantes de los seis millones son curiosas: los pastores dicen que pusieron dos millones de votos, los conservadores de Andrรฉs Pastrana y Martha Lucรญa Ramรญrez reclaman otros dos y los uribistas los seis millones. ยฟCuantos votos estรกn detrรกs de la ocurrencia de desmontar la ley de vรญctimas para legalizar tierras despojadas a desplazados o mal habidas para megaproyectos? ยฟCuรกntos de los votantes conocieron el pliego de peticiones que se ha venido conversando en las reuniones entre los negociadores del gobierno en La Habana y el uribismo?

Mientras transcurrรญa esta semana la reuniรณn del NO en la Casa de Nariรฑo, tambiรฉn se realizaron importantes encuentros en La Habana con los voceros de las FARC. Reuniones con los obispos delegados por la Conferencia Episcopal, con pastores y lรญderes cristianos, con voceros de grupos de vรญctimas y tambiรฉn con delegados de mรกs de 400 organizaciones sociales, de mujeres, movimientos y comitรฉs promotores del Sร al Acuerdo Final. Entre las organizaciones estรกn las centrales obreras, la USO, la Organizaciรณn Nacional Indรญgena de Colombia, Comitรฉs por la paz en una decena de paรญses, organizaciones ambientalistas, de afrodecendientes, ONGs y centros de pensamiento, organizaciones de estudiantes, delegados al Consejo Nacional de Paz y centenares de comitรฉs y grupos de trabajo por la paz.

Todos los asistentes a las reuniones de La Habana fuimos a demandar que la nueva versiรณn del Acuerdo Definitivo mantenga la esencia del Acuerdo Final suscrito en La Habana el 24 de agosto y en Cartagena el 26 de septiembre: un pacto de soluciรณn negociada del conflicto armado y de la violencia social, con apertura democrรกtica y pasos de justicia social.

En las reuniones realizadas en La Habana esta semana y en muchos eventos, incluidos los diรกlogos con voceros del NO, se ha rechazado el intento de convertir la renegociaciรณn del Acuerdo Final en exigencias unilaterales al gobierno o a las FARC para que hagan concesiones suprimiendo o agregando temas. Lo que se reclama es respetar el espรญritu de reconciliaciรณn que tiene el pacto al asumir que la responsabilidad por 70 aรฑos de violencia, guerras y conflictos armados es de todos los sectores de poder y contrapoder en la sociedad colombiana: la pretensiรณn de hacer del Acuerdo Final un juicio unilateral al Estado, a los poderosos que han sido protagonistas o cรณmplices, o por otro lado sรณlo a la insurgencia, es la negaciรณn de la posibilidad de la reconciliaciรณn y del reconocimiento de los derechos de las vรญctimas y de la sociedad a la verdad, la justicia, la reparaciรณn y la garantรญa de no repeticiรณn.

Colocadas las cartas sobre la mesa el impasse se concentra en los ajustes viables en materia de justicia, inhabilidades polรญticas a los responsables por crรญmenes internacionales no amnistiables y al lugar de la verdad para la convivencia y la no repeticiรณn.

En justicia hay seรฑales de convergencia sobre la necesidad de la Jurisdicciรณn Especial de Paz pero desde el NO el sector radical sigue buscando que se le de tratamiento especial, sin verdad y con beneficios penales, a los agentes del Estado, polรญticos y particulares que estรกn hoy procesados o condenados o que puedan resultar implicados y, en cambio, que se endurezca el acuerdo contra los jefes guerrilleros que estรกn o lleguen a estar acusados por delitos de lesa humanidad.

Tambiรฉn en la participaciรณn en polรญtica se mantienen diferencias que significan la aceptaciรณn o negaciรณn de la soluciรณn negociada. El objetivo de los radicales del NO es evitar o reducir la actuaciรณn futura de los jefes de la guerrilla al pasar a la polรญtica en el post acuerdo. Sin reducir en cambio la actuaciรณn en cargos pรบblicos y corporaciones a los mรกximos corresponsables desde el poder o los negocios por 70 aรฑos de guerras y sus 10 millones de vรญctimas. En la lรณgica de imponer una capitulaciรณn, algunos de los voceros del NO piden inhabilidades para los insurgentes y gratificaciones para los guerreros civiles o militares del establecimiento considerados todos como hรฉroes.

Otros temas importantes estรกn en discusiรณn y se espera que antes de terminar este 2016 se tenga un texto de Acuerdo Final definitivo en la mesa de La Habana. Tanto el gobierno como las FARC han dado seรฑales de la voluntad para hacer ajustes al Acuerdo y tener pronto un โ€œnuevo acuerdoโ€.

Sin embargo el dilema sigue pendiente: si el gobierno quisiera incorporar los puntos duros del uribismo volverรญa inviable el acuerdo; si no lo hace, y mantiene la matriz del Acuerdo Final haciendo correcciones, aclaraciones y complementos, desde el No los intransigentes dirรกn que el acuerdo no es nuevo y que sรณlo es viejo con nuevo maquillaje. Por otro lado, si las FARC asumen una lรญnea de defender el Acuerdo Final como un texto intocable paralizan la mesa con el gobierno y ayudan a la polarizaciรณn, y si aceptan inhabilitarse para hacer polรญtica o aspirar al Congreso o la Presidencia de la Repรบblica abortan en la prรกctica la incorporaciรณn a la vida civil de la guerrilla y toda la transiciรณn a la no repeticiรณn y a la paz sostenible.

Dar la receta para superar el impasse o resolver el dilema no es asunto fรกcil. Pero ayuda tener como criterio que el mejor camino es la soluciรณn polรญtica y la reducciรณn al mรญnimo de la violencia y las confrontaciones armadas por poder o por negocios. En la encrucijada actual es clave reiterar que la Mesa de La Habana es la que decide el acuerdo definitivo o que la mesa con el uribismo no ha pretendido capacidad de veto.

El camino รณptimo parece ser incorporar todo lo propuesto por voceros del NO que sea funcional a la superaciรณn del conflicto armado y a la lรณgica de una transiciรณn pactada. Lo demรกs serรก la inevitable controversia y la prueba de fuerzas que seguirรก en los prรณximos aรฑos. Lo peor serรญa bloquear el acuerdo en aras de un consenso total y privar a los colombianos y a las prรณximas generaciones de un pacto final en la Mesa de La Habana.

Lo ideal incluye pactar el manejo de los desacuerdos que van a quedar una vez se firme el pacto definitivo entre el gobierno y las FARC y se decida bilateralmente la forma de refrendaciรณn, para que el futuro inmediato no sea el llamado de los opositores a ultranza a hacer ingobernable la Naciรณn o a preparar otra dรฉcada de violencias.

Aeropuerto de La Habana, 2 de noviembre de 2016.