En estos días, cuando se discute sobre el significado de lo que se ha llamado la Paz Total, no sobra recordar que ha sido una construcción que comenzó a tener contenidos desde el discurso de posesión del presidente Gustavo Petro Urrego, el 7 de agosto de 2022 en la Plaza de Bolívar. Allí fue delineada en cuatro frases que han ido completándose con otras voces hasta convertirse en leyes de la República y en procesos vivos que buscan caminos.
Como ha ocurrido desde 1984, cuando se habló en Colombia por primera vez de las vías a la paz recurriendo al diálogo, el escenario de la paz ha sido una dura controversia entre quienes la entienden como el corolario del triunfo de las armas y quienes le apuestan al triunfo de la solución pacífica respaldada en la emergencia de un nuevo poder popular desde la democracia participativa y la justicia social.
Las cuatro frases de Petro, pronunciadas una vez llevaron la espada de Bolívar a la plaza, mantienen vigencia aunque el propio presidente no las pronunció pensando que se convertirían en eje de la política pública:
“Que la paz sea posible. Tenemos que terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado”.
“Cumpliremos el Acuerdo de Paz, seguiremos a rajatabla las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad”.
“Cumpliremos el Acuerdo de Paz, seguiremos a rajatabla las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad”.
“Pero convocamos, también, a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado”.
En los diálogos sociales vinculantes que se han realizado desde los primeros días de este gobierno el programa de la Paz Total ha ido llenándose de contenido tomando distancia de la idea de lograr a corto plazo la superación de todas las violencias y el desarme de todas las mafias. Ni siquiera se ha pensado en que la Paz Total es lograr terminar con todos los conflictos armados de carácter sociopolítico, aunque en este terreno se ha colocado las mayores apuestas para cerrar décadas de luchas armadas por el poder.
Antes de cumplirse el primer año del ‘Gobierno del Cambio”, esa Paz Total pasó de ser un eslogan de discurso presidencial a ser el título un acuerdo político nacional consignado en leyes de la República. En la llamada Ley de paz (2272/2022) y en la que aprueba el Plan Nacional de Desarrollo, Colombia potencia de la vida (LEY 2294/ 2023) se define la Paz Total como política de Estado llamada a avanzar en la efectiva garantía del Derecho a la Paz como síntesis de derechos humanos desde la justicia social y ambiental.
Dimensiones de la paz total
Esta política de Estado integra varias dimensiones y procesos anillados que se complementan:
1. La construcción de paz;
2. Solución política de conflictividades armadas, cumpliendo integralmente lo pactado y realizando nuevos acuerdos de paz;
3. Desescalamiento de las violencias socioeconómicas y del crimen organizado de alto impacto.
4. Impulso a una cultura de paz, reconciliación, convivencia y no estigmatización (PND, 2023, art.2).
El alcance óptimo de la Paz Total está relacionado con la amplitud del Acuerdo Nacional, político y social para cambios fundamentales, con el respaldo internacional y el despliegue del poder popular, de las fuerzas de la paz con justicia social y ambiental.
En las bases del Plan de Desarrollo la paz total se aborda como construcción de paz que integra iniciativas de solución política,
La paz total es la apuesta para que el centro de todas las decisiones de política pública sea la vida digna, de tal manera que los humanos y los ecosistemas sean respetados y protegidos. Se trata de propiciar transformaciones territoriales, superar el déficit de derechos económicos, sociales, culturales, ambientales, y acabar con las violencias armadas, tanto aquellas de origen sociopolítico como las que están marcadas por el lucro, la acumulación y el aseguramiento de riqueza (Bases del PND, 2023, pág. 2015).
Se incluye la paz con la naturaleza, que es sacar a la naturaleza como botín de guerra por recursos y respetar la vida en todas sus formas. Con la construcción de la paz se colocan en el centro transformaciones territoriales para la vida digna que permitan la construcción efectiva del Estado Social de Derecho, con realización de la democracia participativa, con seguridad humana en la base de los derechos fundamentales, de la justicia social y ambiental.
En la perspectiva histórica, la Paz Total incluye cerrar el largo periodo de conflictos armados que ha abarcado más de siete décadas desde mediados del Siglo XX a la actualidad. Para semejante propósito se requieren muchos esfuerzos con resultados a corto y largo plazo. Por ello se ha advertido que, “consolidar la paz total será un trabajo de generaciones” que exige el mayor aporte a las actuales. (Bases del PND, 2023, pág. 217).
Las dimensiones de la Paz Total indican que para ser posible se necesita que sea asumida como un propósito de nación, con la convergencia de todos los sectores de la sociedad y de sujetos sociales y políticos que le den sentido a un Acuerdo social y político, llámese Pacto Histórico o acuerdo programático para la paz grande, como dice la Comisión de la Verdad.
El nombre del programa histórico para cerrar sesenta años violencia y conflicto armado, que enunció Petro desde el primer minuto de su gobierno, puede o no tener la palabra “total”, “Completa”, “Grande”, pero es el gran reto de las actuales generaciones.
[1] Notas de la Vidioconferencia en el cierre del Diplomado Internacional La Colombia fuera de Colombia – 15 de abril de 2024.