BARACK HUSEIN OBAMA TIENE LA PALABRA

Por Indepaz

El Plan Mérida, que es un hijito no reconocido del Plan Colombia, no parece tener hasta ahora rectificaciones de enfoque con la nueva administración. La agenda bilateral ha comenzado con el pie equivocado y la visita de Obama a mediados de abril puede reducirse a dar vueltas sobre responsabilidad, aumento de ayudas y programas militares y nuevos condicionamientos.

 

 

La Arquidiócesis Primada de México tomó nota de la disminución en 150 millones de  dólares en el presupuesto inicialmente estimado en 450 millones de dólares sometido al Congreso de Estados Unidos para ayudar a la guerra antidrogas en México y le pidió al gobierno de Felipe Calderón rechazar esa “ limosna ofensiva”.

A la declaración de la iglesia católica se sumaron no solo voces de oposición sino desde estamentos académicos y hasta oficialistas que aprovecharon la visita de Hillary  Clinton para comprometer a la administración Obama con un enfoque de corresponsabilidad para enfrentar el cada vez más grave problema de violencia y narcotráfico en la frontera común.

La flamante Secretaria de Estado aterrizó en el DF declarando que su gobierno asume la responsabilidad por el impacto del consumo desenfrenado de psicotrópicos y del tráfico de armas desde Estados Unidos. Todos los periódicos y drogologos repitieron por estos días que esa corresponsabilidad tiene nombre propio entre los 5.400 mexicanos asesinados por las mafias en el último año y entre los traficantes gringos que son responsables del 93% de las armas entregadas a los criminales que protegen a los carteles.

Pero, según los más informados de los intríngulis de la Casa Blanca, la señora Clinton solo quería ponerle algunas sonrisas a la disminución de los compromisos presupuestales y al aumento de exigencias al gobierno de México en medidas anticorrupción y de purgas en la Policía, la Procurduria y otras instituciones. El Plan Mérida, que es un hijito no reconocido del Plan Colombia, no parece tener hasta ahora rectificaciones de enfoque con la nueva administración. La agenda bilateral ha comenzado con el pie equivocado y la visita de Obama a mediados de abril puede reducirse a dar vueltas sobre responsabilidad, aumento de ayudas y programas militares y nuevos condicionamientos.

Si Obama no desnarcotiza el diálogo con México poco podemos esperar en Latinoamérica de la “ nueva alianza” prometida durante la campaña. El Plan Mérida, el Plan Colombia o la Iniciativa Andina antidrogas, así sea con ajustes para aumentar el porcentaje de los componentes no directamente militares, pueden convertirse en el hueco negro de las relaciones interamericanas.

Las cartas están por destaparse con la gira que hará Obama. Los temas verdaderamente importantes son los de las medidas anticrisis y el pronto cierre del mercado del norte a más del 40% de las exportaciones latinoamericanas; son las amenazas del nacionalismo de imperio que en crisis anteriores ha optado por pedir mayores sacrificios a sus socios y ahora predica más de lo mismo al sur y proteccionismo y xenofobia al norte.

No se sabe si le han llegado a la Casa Blanca los mensajes enviados desde estas latitudes:  ya es hora de dejar atrás ese Plan Colombia y sus malas copias, que poco efecto han tenido contra el narcotráfico o el consumo de drogas pero mucho impacto han logrado en elevar los niveles de violencia. Lo que se necesita es darle contenido democrático y de desarrollo a la propuesta de la Nueva Alianza. Mr. Hussein Obama, Usted  tiene la palabra.