Campesinos sostenibles – Iniciativas ambientales para la construcción de paz en el arco de deforestación amazónico –
Natalia Orduz Salinas – INDEPAZ
Abril 2025
El norte del Caquetá y sur del Meta están en el cruce de caminos hacia la Orinoquía, la Amazonía y la región andina, y son, por lo mismo, un punto de encuentro de biodiversidad y de corredores ecológicos. También son un núcleo de acelerada deforestación y el epicentro de la región bajo influencia de los diálogos de paz entre el gobierno nacional y un sector del Estado Mayor Central, conformado por los Bloques J.S. Briceño, Gentil duarte y el Frente Raúl Reyes FARCEP (EMBsF).
A pesar de las dinámicas depredadoras favorecidas por el control armado y la baja presencia del Estado, la ciudadanía ha logrado construir colectivamente iniciativas ambientales tendientes a salvaguardar la diversidad de especies, la restauración ecológica y alternativas productivas que permitan mantener la selva en pie y disminuir el área dedicada a la ganadería y a otras actividades que motivan la deforestación.
Este texto, que se escribió con base en entrevistas a actores regionales y una visita a varias iniciativas ambientales en los municipios San Vicente del Caguán y La Macarena, busca identificar algunos elementos de la protección ambiental que han logrado consensos y entusiasmo amplio entre la población y, en consecuencia, potencial de sostenibilidad en el tiempo. Se trata de causas o actividades ambientales que distintas personas entrevistadas y proyectos ambientales resaltan por su importancia para la integridad de los ecosistemas, pero también por su capacidad de convocar voluntades y, de esa manera generar espacios de construcción de vínculos pacíficos, constructivos y creativos entre humanos y con la naturaleza.
Algunas de estas iniciativas han recibido apoyos iniciales de la cooperación, de otras organizaciones de la sociedad civil o de la iglesia, y varias aún requieren apoyos externos para crecer, desplegarse y brindar su mejor potencial. Sin embargo, las comunidades han sido las que han puesto el trabajo, el tiempo, el territorio, la voluntad y, sobre todo, han nutrido los proyectos a lo largo del tiempo. Como el éxito de estas iniciativas depende, precisamente, de la voluntad y agencia de las comunidades en el territorio, cualquier política pública, proyecto de cooperación internacional o acuerdo de la mesa de negociación que busque potenciarlos debe comprometerse con reconocer y respetar la participación y autonomía de las comunidades.
En este texto, se presentan algunas de estas iniciativas y se proponen algunas recomendaciones para conectar y escalar las soluciones que las comunidades ya han puesto en práctica para construir paz entre humanos y con la naturaleza. Se busca con ello dar algunas puntadas al debate sobre cómo imaginar un futuro productivo y sostenible, en el que se recree la cultura en torno a objetivos comunes de cuidado, disfrute de derechos y bienestar.
- El mundo de las semillas
En San Juan de Losada, la comunidad se ha puesto a la tarea de recoger miles de semillas de árboles. Entre otros, guacamayos, achapos y carrecillos, que la gente reconoce, cuida en un vivero y luego resiembra en áreas destinadas a la restauración. Esta iniciativa se enmarca en el proyecto Amazonía Joven, impulsado por la diócesis de San Vicente del Caguán. El párroco de San Juan de Losada cuenta que el proyecto se ha quedado desfinanciado y no han recibido ningún apoyo de la gobernación, a pesar de haberlo solicitado. Así como él, las parroquias de distintos centros poblados han promovido la recolección y reproducción de semillas de las especies que están presentes en cada zona.
El padre Edwin Barrera Rivas, cuenta que “hay una vereda que se llama Los Alpes Altos en San Juan y, en esa vereda sembraron, organizaron, hicieron mapeos para descubrir afluentes y nacimientos y sembraron al pie de los nacimientos los árboles. Fue un trabajo bonito. Ayudaban mucho con la cuestión de niños y las niñas, y así se vinculan, crecen en liderazgo, van aportando sus ideas a la comunidad y en el cuidado de la casa común”.
En la Amazonía hay más de 15 mil especies de árboles y otras 40.000 de otras plantas[1]. En Europa, por ejemplo, sólo hay 454 especies de árboles nativos y la gran mayoría de los bosques están compuestos de apenas 2 o 3 especies distintas[2]. Por eso, las posibilidades de un vivero amazónico son inagotables. Eso lo saben las mujeres de la Asociación Ambiental de Mujeres Trabajadoras por el Desarrollo del Yarí (Aampy) que ya reproducen al menos 140 semillas nativas en el vivero Morrocoy, en el municipio La Macarena, a unas tres horas por vía destapada desde San Vicente del Caguán, en los llanos del Yarí.
El vivero cuenta con varias zonas: el semillero, en donde se siembra la semilla hasta que nacen las plántulas; el área de fortalecimiento, que es como una guardería, y la de crecimiento y desarrollo, de la que la planta queda lista para ser sembrada en tierra firme. El viverista, Isaías Polo, muestra y nombra con claridad algunas especies que crecen sanas en el vivero: “el algarrobo, el guanábano amarillo, el ahumado, el minche, que les da comida a los animales, el chocho que es maderable y le da sombra al ganado, el borojó silvestre, el cedro amargo, el maraco, el carrecillo la ceiba, el yopo, que da sombra, no le hace daño al pasto y cuando florece lo persigue la abeja, el comajón, el bálsamo y el totumo”.
Y remata señalando: “me gusta, porque sembrar un árbol es sembrar vida”. En este momento, el vivero está en trámite de ser certificado por el ICA, para que los árboles se puedan comercializar y vender a distintos actores con ánimo de sembrar árboles nativos, desde finqueros hasta grandes instituciones con proyectos de restauración. Con el material del año pasado que no se ha vendido todavía, “vamos a hacer la sembratón, para hacer una conectividad, un corredor en un bosquecito, donde hay moriche, ahí el paisaje está intervenid y queremos restaurarle. Van a participar las mujeres de la asociación, Corpoyarí y los muchachos de las instituciones educativas de las sedes de El Recreo y el Centro de Morrocoy”, cuenta Raquel Espinoza González, representante de AAMPY. Las mujeres de la organización buscan vincular a las instituciones educativas en el vivero y sueñan con tener viveros satélites que nutran otros proyectos como, por ejemplo, de turismo comunitario.
Hacia el futuro, esperan contar con la certificación para ofrecer un catálogo de servicios. Se están preparando con la creación de una página en internet para que las empresas y las personas conozcan cuáles especies se pueden obtener allí. Esperan que el ICA certifique todas las 145 especies. El proceso no ha sido fácil, porque la oficina del ICA en La Macarena tenía mucha más experiencia y conocimiento en temas de ganadería que en viveros. Y porque las instituciones estatales, hasta el momento, no han prestado ningún apoyo.
El origen de este vivero está en el proyecto Amazonía Sostenible del PNUD que duró cinco años en la región y dejó las capacidades para que AAMPY pudiera operar el vivero de manera autónoma. Amazonía Sostenible fue un proyecto de nueve mil millones de pesos, que tuvo el propósito “de mejorar la conectividad y conservar la biodiversidad mediante el fortalecimiento de las instituciones y las organizaciones locales para asegurar el manejo integral bajo en carbono y la construcción de paz en la región Amazónica” (PNUD, s.f.)
Este proyecto creó una red de viverismo con 12 organizaciones comunitarias y 14 viveros en Caquetá, Meta y Putumayo con capacidad de producción de 1.750.000 árboles nativos al año. Algunos de estos viveros son gestionados por excombatientes. En el marco de su construcción, se realizó un podcast con seis capítulos, de la red de viverismo y la escuela campesina el que sus protagonistas conversan sobre las relaciones entre la restauración de la Amazonía y la construcción de paz.
Al menos 26 organizaciones de mujeres hacen parte de la Plataforma de mujeres de San Vicente del Caguán que cuenta también con una Mesa municipal en la que existe un diálogo con las instituciones públicas. Eliana Hernández, integrante de la plataforma, cuenta que hace más de 10 años, están buscando un espacio físico en el que las mujeres puedan reunirse, formarse y adelantar proyectos productivos. La alcaldía por fin les entregó un terreno y la gobernación está haciendo el diseño de la casa. Se piensa tener allí un espacio para la transformación de hierbas aromáticas que vendrán de cuatro viveros: dos rurales y dos urbanos.
Las distintas iniciativas muestran que los viveros congregan personas y sus esfuerzos para cuidar y preservar las especies y contribuir a la restauración de áreas deforestadas y degradadas de la Amazonía. Los viveros no sólo son semilleros de árboles, sino de voluntades para revitalizar los ecosistemas, las culturas, el sentido colectivo, la identidad territorial y el ejercicio de derechos.
Por esa razón, un gran pacto ambiental podría tender hacia:
- la constitución de viveros en todos los centros poblados bien sea a través de las Juntas de Acción Comunal, las parroquias, los colegios o las organizaciones sociales;
- la dignificación de las labores de los y las viveristas como guardianes de la biodiversidad, del agua y de los derechos de las futuras generaciones; y en consecuencia, el reconocimiento, remuneración y apoyo a su trabajo.
- la reducción de los obstáculos institucionales para las certificaciones y permisos necesarios para operar los viveros y comercializar las plantas: el gobierno nacional debe revisar los procedimientos y reducir lo máximo posible las cargas de la comunidad que actualmente deben costear los procesos, hacer estudios y cumplir otros requisitos.
- Garantía de apoyos para las líneas de comercialización de las plantas, pero también de productos derivados, por medio de acompañamiento en la planeación empresarial, diseño, mercadeo, comercialización etc.
- El aumento de todos los apoyos institucionales, técnicos y académicos para el desarrollo y crecimiento de los viveros. Es necesario capacitar el personal local de las alcaldías, del ICA y de otras instituciones para estas labores, y facilitar subsidios, líneas de crédito, posibilidades de comercialización nacional e internacional de productos con valor agregado (por ejemplo aromáticas, mermeladas y otros).
- Establecimiento participativo de los mecanismos para que los viveros sean semilleros de paz ambiental en la niñez: que estén cerca de instituciones educativas, sean aulas vivas, espacios de aprendizaje, de convivencia, logro de acuerdos y respeto por todas las formas de vida. Igualmente, facilitar espacios de formación e intercambio campesino, con base en las promotorías campesinas.
- Definición de los mecanismos para que los viveros sean espacios seguros y de garantía de derechos para las mujeres, cuenten con infraestructura para sus proyectos colectivos, tanto los productivos, como los de defensa de una vida libre de violencias basados en género.
- La restauración en función del agua y la conectividad, en pequeña, mediana y gran escala
La conectividad ecosistémica entre áreas de alta biodiversidad es fundamental para su conservación. Si las especies quedan confinadas en pequeñas islas, su variabilidad genética se empobrece y entran en un bucle que puede llevarlas a la extinción. Por eso, es tan importante una mirada amplia del paisaje que contemple los corredores ecológicos entre zonas mejor conservadas y las cuencas hidrográficas. De esta manera lo concibió también el proyecto Amazonía Sostenible del PNUD con el Acuerdo Intergeneracional del Jaguar en las sabanas del Yarí.
El primer pilar de este componente del proyecto consistía en lograr acuerdos entre comunidades e instituciones para definir, proteger y/o restaurar áreas para corredores biológicos en el camino del jaguar. En 48 fincas que suman 67 mil hectáreas, se codiseñó e implementó un Paisaje Productivo Sostenible, para lo que se mapearon los predios, se identificaron las fuentes hídricas y se tomaron medidas para separar las actividades ganaderas de las de conservación, y optimizar las primeras y facilitar las segundas con medidas de restauración. Adicionalmente, se identificaron alternativas productivas con el bosque en pie, como la apicultura.
La diócesis también ha trabajado proyectos con esta misma lógica en diferentes regiones, especialmente en Guacamayas, San Juan de Losada, Remolino del Caguán y Cartagena del Chairá. En las fincas se ha hecho un mapeo de identificación de fuentes hídricas y de reorganización de actividades productivas en torno a su cuidado, por medio de definición de áreas de ganadería con mejoramiento de potreros y otras de conservación y/o restauración ecológica. Esto es ordenamiento alrededor del agua en pequeña escala (por finca) y mediana escala (la sumatoria de las fincas).
Para garantizar el corredor del Jaguar, se trabajaron con las comunidades formas de convivencia con esta especie y medidas antipredatorias para cuidar el ganado como, por ejemplo, la instalación de tanques de agua para evitar que el ganado tenga que buscarla, potreros con medidas especiales para becerros y vacas embarazadas, así como alambrado eléctrico. Estas medidas ayudan a ponerle un límite a la ganadería y despejar espacios para otras especies, dado que así no sólo se protege al jaguar, sino toda la biodiversidad. Se realizaron, además, festivales del jaguar, para lograr apropiación cultural de este corredor y las medidas que lo acompañan.
La lógica de ordenar el territorio en distintas escalas en función de la conectividad biológica y las fuentes hídricas han ganado arraigo en comunidades y organizaciones y un gran pacto social y político ambiental podría tender hacia:
- Un acuerdo social robusto sobre el ordenamiento territorial a una escala regional de restauración y protección de corredores ecológicos en torno a los ríos y la conectividad andinoamazónica, definido, diseñado e implementado participativamente con plantas de los viveros del punto anterior, y sembradas por las mismas comunidades.
- La participación masiva de la población en todas las tomas de decisiones y etapas del proyecto, pero también en posibles beneficios económicos que se deriven de él, como Pagos por Servicios Ambientales y exenciones tributarias para quienes aporten parte de sus predios, implementación de procesos de forestería comunitaria o incluso venta de bonos de carbono.
- La revitalización de la agricultura ecológica familiar
Según algunas personas entrevistadas, las prácticas agrícolas familiares se han perdido mucho en esta región. Por un lado, porque las economías cocaleras y ganaderas las han desplazado, y por otro, porque hay un nivel de concentración de la tierra, donde muchas personas viven en los caseríos sin espacio suficiente para cultivar. Sin embargo, revitalizar la agricultura familiar, agroecológica y campesina es una manera importante para garantizar la seguridad alimentaria, pero también para conectar a las comunidades con los ciclos de agua, nutrientes y energía del territorio y, en esa medida, con su cuidado.
La diócesis ha avanzado en el proyecto Saber en San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá, en el que se promueve la granja amazónica familiar y se siembran especies frutales locales, como el camucamu, arazá y copoazú, la caña de azúcar para transformarla en panela, el plátano, el tomate y la yuca, entre otros.
En esta labor ha jugado un papel importante la Institución Educativa Ciudadala Juvenil Amazónica Don Bosco de San Vicente del Caguán, que cuenta con unas instalaciones amplias, cómodas y muy bonitas, pero que, por falta de recursos, tuvo que cerrar por varios años por falta de recursos. Allí se han formado cientos de jóvenes en prácticas agroecológicas amazónicas para el sostenimiento de las familias. En la actualidad, se desarrolla un proyecto allí con apoyo del ICTJ para un proyecto de formación en torno a frutales amazónicos, gallinas y cerdos, en el que participan campesinos tanto de la cordillera como de la sabana y se busca fortalecer los vínculos entre ellos.
Un reto grande es la comercialización de estos productos agrícolas. Por un lado, debe fortalecerse la soberanía alimentaria de tal manera que toda la población pueda acceder a una nutrición de calidad en gran medida producida en su región. Los mercados campesinos son una buena oportunidad de comercializarlos en los centros poblados, pero requieren regularidad y captar la atención de la población más urbana.
Se recomienda, entonces,
- el fortalecimiento de políticas de desarrollo rural fundamentadas en prácticas agrícoecológicas amazónicas que aprovechen la biodiversidad amazónica a su favor para la diversificación agrícola y la reducción de uso de plaguicidas y fertilizantes.
- Escuelas comunitarias para el desarrollo de la agroecología amazónica, por medio de prácticas de generación de abonos, fertilizantes y pesticidas naturales, y otras, e intercambios con movimientos agroecológicos de otras regiones del país y de la Amazonía.
- La revitalización del centro Don Bosco como espacio de estudio e intercambio de conocimientos, prácticas y saberes agrícolas amazónicos
- El desarrollo comunitario de productos cosméticos, medicinales y comestibles derivados de frutos amazónicos, como por ejemplo el camu camu que ya es muy apetecido por mercados internacionales; el concentrado para animales a partir del fruto de la canangucha[3] o aceites esenciales de diferentes palmas de la región.
- Laboratorios culinarios amazónicos, a partir de especies nativas, que enriquezcan y motiven dietas con consumo sostenible de productos locales y nutritivos, y una oferta también interesante para el turismo.
- Políticas integrales agrícolas que contemplen productos con gran potencial en el mercado, sin monocultivos, y estrategias de todo el ciclo productivo, desde la siembra, la transformación de productos y la comercialización.
- Los retos de la comercialización para productos promisorios
En la actualidad, hay una amplia discusión en torno al fomento de cultivos agroindustriales de arroz y maíz, entre otros. Si bien es importante tecnificar y mejorar la agricultura, no es conveniente para el futuro de los suelos amazónicos y del agua de la región el establecimiento de grandes monocultivos. La riqueza de la Amazonía está en todo lo que crece en ella, porque sus suelos son bastante pobres; de manera que el establecimiento de monocultivos, grandes granjas solares u otros megaproyectos sólo erosionan el suelo y la biodiversidad.
Otra opción que algunos consideran posible para la región es la piscicultura. Se requiere investigación para evaluar sus potenciales e impactos, pero puede ser una práctica alternativa a la ganadería que reduzca las áreas deforestadas. Dada la altísima variedad genética de la Amazonía y su potencial nutritivo, culinario y comercial, se recomiendan las especies nativas, y la investigación sobre modelos comunitarios de acuicultura ecológica amazónica, que se interrelacione de manera armónica con los cuerpos y ciclos de agua de la región, que procure alimentos para los peces producidos local y ecológicamente[4].
La región ha explorado la siembra de productos que pueden tener un buen potencial, como el limón Tahití, introducido por medio de un proyecto de Visión Amazonia. Sin embargo, las familias se han encontrado con buenas cosechas, pero sin un modelo de comercialización que contemple sus contextos territoriales de difícil acceso y posibles compradores. Para mejorar esta situación, se creó la Asociación de Agricultores de San Vicente del Caguán, COSANVITUR, que busca encontrar rutas de comercialización. En la actualidad, una solución interesante sería contar con un terreno y la maquinaria necesaria para poder vender el zumo de limón, tanto nacional como internacionalmente. Esta experiencia refuerza la importancia de que los proyectos productivos incluyan estrategias integrales que consideren todas las etapas del ciclo productivo.
En 1989 se creó el Comité de Caucheros de San Vicente del Caguán, que hoy tiene 80 agremiados, pero que en otros momentos ha tenido alrededor de 200. José Arsenio Rojas, su representante legal, cuenta que, a diferencia de otras regiones, en donde pocos propietarios tienen crandes extensiones sembradas, el Caquetá tiene pequeños productores de caucho hace más de 60 años. El área sembrada por los agremiados del Comité suma 280 hectáreas, pero están dispersas en las fincas y la gran mayoría de cultivos son de una o dos hectáreas. Las condiciones climáticas y el suelo del norte de Caquetá son, además, mucho mejores para los cultivos que en otras regiones de la Amazonía, en las que los árboles están amenazados por más plagas y patógenos.
José Arsenio destaca el gran potencial el caucho, un árbol que después de ocho años de sembrado comienza a producir, y del que cada tres días y durante 40 años, brinda caucho para vender Adicionalmente, señala que, con el declive de la explotación de hidrocarburos, subirá la demanda de caucho natural, a falta del sintético derivado del petróleo. Es una fuente de empleo en la región y hay ejercicios que lo combinan con la ganadería en sistemas silvopastoriles y con cultivos de cacao, que producen mucho antes y tienen mejor rendimiento. Este es un ejemplo de diversificación productiva en los predios, que bien pensada podría reducir las extensiones ganaderas y los monocultivos, y enlazarse con estrategias de reforestación.
Sin embargo, como en el caso del limón Tahití, el reto está en la comercialización. La mayoría de los cultivos de los agremiados se encuentran hoy quietos, porque el precio del caucho está nacional e internacionalmente muy bajo. Por hectárea, los productores apenas están ganando 700 mil pesos al mes. El Comité está explorando opciones para agregarle valor al producto y poder encontrar mejores precios y mercados, pero esto requiere inversión en maquinaria. Estas dos experiencias reafirman la recomendación de:
- Contar, en cualquier iniciativa productiva, con una planeación a largo plazo, no sólo las capacidades de siembra, y una estrategia comercial, lo que invita necesariamente al trabajo mancomunado no sólo de los sectores agrícolas y ambientales, sino de industria y comercio.
- No fomentar monocultivos o grandes granjas solares, sino modelos diversificados, apropiados para la Amazonía, de producción comunitaria y con técnicas agroecológicas, pero basadas en fuertes tejidos asociativos y estrategias de agregación de valor y comercialización.
- La ganadería
La ganadería no sólo es la actividad económica principal de gran parte de la población rural en esta región, sino que es un elemento cultural importante. Aunque la ganadería no es ideal para proteger la riqueza amazónica, existen estrategias que mitigan y minimizan de manera muy significativa su impacto y que ya se están desarrollando en la región.
En el proyecto Amazonía Sostenible, en la planificación predial, se trabajaron maneras de limitar la actividad ganadera en el espacio y separarla de áreas de importancia hídrica y destinadas a la conservación o restauración. Se adelantaron actividades como la división de potreros, mejoramiento de praderas, instalación de bombas sumergibles y otras, que permiten que el agua vaya al ganado y no al revés.
En el marco de este proyecto, se creó la marca Casa Yarí: Productos con sabor a Paz, para comercializar quesos producidos en familias campesinas que han participado en estos proyectos de planificación predial, restauración, aislamiento del ganado, entre otros. Actualmente, está en marcha un proyecto de WWF en esa dirección en 80 predios.
Los integrantes de la Asociación de ganadería sostenible se están preguntando cómo cambiar las prácticas ganaderas y han encontrado que, al hacerlas más sostenibles ambientalmente, también pueden hacerlas más lucrativas. “Uno se termina apasionando cuando ve los resultados”, dice sonriendo Domingo Emilio Pérez Cuéllar, uno de sus integrantes, teólogo de profesión, ganadero y exalcalde de San Vicente del Caguán.
Algunas de las prácticas de ganadería regenerativa que han ido probando con éxito son el aislamiento de las fuentes hídricas por medio de la instalación de bebederos para el ganado. También, la rotación del ganado, de tal forma que permanece máximo dos días en un área, puesto que el sobrepastoreo genera enanismo en el forraje. El área en la que estuvo concentrado el ganado queda abonada y luego tiene un tiempo de descanso y regeneración.
Estas y otras prácticas han mejorado la eficiencia de los suelos y han disminuido la necesidad de comprar insumos externos, lo que se traduce también en ahorros. Los promotores han visto que es posible la ganadería en áreas menores y han convencido incluso a algunos de sus padres, de una generación muy identificada con las prácticas ganaderas antiguas.
Daniel Manrique, quien tiene una finca con ganado en la región y es litigante en temas de justicia ambiental, explica que la cadena del ganado está llena de ineficiencias que generan costos adicionales o pérdidas de ganancia a cada eslabón. Cada uno se desquita con el de atrás y, como el campesino no tiene a quién trasladarse los costos, le transfiere la pérdida a la selva.
Por eso, para Daniel es fundamental identificar y superar estas ineficiencias en cada eslabón de la cadena, desde el ordeño mismo, la cadena de frío, la recolección de la leche, el transporte de la carne etc. Se requiere una revisión sistemática de toda la cadena productiva y el mejoramiento de cada paso, para que los campesinos puedan obtener mejores ganancias sin afectar más la selva, y en lo posible, con insumos que no la contaminen.
Relata que hay innovaciones tecnológicas, por ejemplo, de convertir el lactosuero -que se arroja a los ríos- en fertilizantes orgánicos. Estas innovaciones, si se ponen en marcha, no sólo son ambientalmente amigables, sino un ahorro para los ganaderos y una nueva fuente de empleo. Resalta, entonces, la necesidad de promover espacios de asociatividad, investigación, desarrollo y profesionalización para mejorar la eficiencia de la cadena en clave productiva y de sostenibilidad.
En paralelo al establecimiento de economías forestales en la región, se recomienda:
- Un programa masivo de formación, diálogos y estímulos para lograr un amplio consenso social en torno a la ganadería regenerativa y cuidadosa de la selva amazónica;
- Programa de investigación y desarrollo de tecnologías apropiadas para la Amazonía, tanto para la ganadería regenerativa como para la transformación de productos.
- Trazabilidad y certificación de producción que le dé valores agregados a la producción sostenible.
- El turismo
Esta región tiene un enorme potencial turístico que ya está comenzando a ser explorado. Caguán Expeditions brinda posibilidades de conocer el cauce y los cañones del río Caguán y Río Pato, hacer caminatas entre la selva y también visitas a experiencias campesinas agroturísticas, con la guía de firmantes de paz y comunidades de la Zona de Reserva Campesina Pato Balsillas y de la cuenca amazónica del río Caguán. También realiza festivales de rafting por la paz, en donde comparten personas muy variadas, excombatientes y víctimas, y, así, promueve un enfoque de reparación de lo que la guerra una vez dañó o dividió. Trabaja de la mano de la red de viverismo en la restauración de las riberas de los ríos y otros ecosistemas,
Este proyecto nació en 1017 en Miravalle, en la región del Río Pato, y considera el “ecoturismo como una herramienta de transformación del territorio, que contribuye con la reincorporación de las comunidades firmantes de Paz, el arraigo y la reconciliación con las naturalezas”. Se define como “un equipo de personas con historias de vida diferentes: líderes firmantes de Paz, comunidades campesinas y profesionales, emprendedores sociales de diversos orígenes” y busca que el ecoturismo sea una “herramienta para superar la estigmatización, la reconciliación social y la transformación del territorio”[5].
El proyecto Amazonía Sostenible ejecutado por PNUD también promovió una red de turismo, paz y reconciliación (Red Tupar) en la que 13 proyectos turísticos se unieron para desarrollar un plan de acción y una estrategia comercial. En Bogotá, La Casa de la Paz, La Trocha, la red ha realizado conversatorios llamados Lado B para dialogar sobre turismo comunitario.
AAMPY también avanza en un proyecto de turismo comunitario en un predio comprado por la misma organización. Ya ha construido cabañas de alojamiento y está en proceso de dotarlas. El sueño es restaurar el área con árboles del vivero, tener corredores ecológicos, y posibilidades de avistamiento de fauna.
El potencial turístico de esta región es enorme. Se recomienda
Se recomienda:
- Tomarse en serio el potencial turístico de la región y promover, sobre todo, el turismo comunitario, por encima de otros intereses privados que puedan acercarse, tal manera que sean las mismas comunidades las que se beneficien, y generen las sinergias entre conservación, nuevas prácticas agrícolas y ganaderas, restauración de riberas de los ríos y corredores, y todas las demás alternativas posibles de transformación de productos, culinaria amazónica, avistamiento de fauna etc.
- Los tránsitos comunitarios basados en la colectividad y la autonomía campesinas
Corpoyarí es una organización de la que hacen parte 25 Juntas de Acción Comunal que se han ido formando para ser promotores campesinos para “ir cambiando la forma de producción, porque sabemos el impacto que tiene la ganadería extensiva”, señala Raún Ávila, su representante legal. Para hacerlo, se estructuran por núcleos comunitarios que tienen procesos autorregulatorios y normas que son acuerdos propios. Las mismas comunidades “nos mandatamos, tenemos la guardia, nos tenemos nuestras formas de cuidarnos”.
Para Raúl, es importante que los proyectos de la región vayan encaminados a transformaciones reales y es escéptico frente a proyectos de Pagos por Servicios Ambientales o del programa Conservar Paga, porque “no llevan a transformaciones integrales del territorio; cada quien se gasta la platica. El cambio viene cuando se transforman las maneras de producir y se transforman los predios. Hay mucha plata que llega, pero sin un objetivo claro, no hay transformación”.
Esta mirada de transformación profunda va más allá de los cambios productivos. Implica también un tránsito cultural y social hacia la asociatividad, la formación y la difusión del conocimiento. Para eso, existe la Promotoría Campesina, que es una escuela para trabajar planificaciones prediales, manejo de aguas, acueductos agrofamiliares, diversificación productiva, aprovechamiento de frutos del bosque y otros. Con el proyecto Amazonía Sostenible se formaron 27 personas y con el proyecto de WWF se está formando un nuevo grupo.
El arraigo de cualquier iniciativa (política pública, programa y proyecto) de conservación y conservación debe ser en las mentes y culturas. Por eso, se recomienda
- Privilegiar la inversión en el apoyo a iniciativas comunitarias ya apropiadas por ellas.
- Que cada política o proyecto sea construido participativamente con las comunidades y no sólo esté orientado a encontrar soluciones ambientales o productivas, sino a fortalecer los tejidos comunitarios, los conocimientos, saberes y habilidades de las comunidades y la autonomía campesina.
- El manejo de residuos
Para Daniel Manrique, abogado ambientalista y ganadero, el tema de residuos en la Amazonía parece no tener la urgencia de otros, como la deforestación, pero no por eso es menos importante. El informe que tituló “Amazonía en Basuras: Actuar sin Urgencia”[6], resalta que este tema requiere especial atención, antes de que genere condiciones críticas.
Dada la dispersión de los centros poblados en la región y la precariedad institucional, no se puede esperar que sean los sistemas domiciliarios que se encarguen de los residuos que “se disponen en botaderos a cielo abierto, algunos de los cuales datan de más de 20 años y han adquirido proporciones desbordantes”, y las aguas residuales se suelen verter en los ríos.
El informe concluye que “la inexistente gestión de residuos en centros poblados por parte de las municipalidades constituye uno de los principales factores que inciden en la improvisación de soluciones por parte de las comundiades rurales”, a lo que se suma la inexistencia de una política pública estructurada de asaneamiento básico en áreas rurales – y específicamente amazónicas- en Colombia.
El informe documenta en la elaboración y alistamiento del proyecto “Gestión Responsable de residuos sólidos con inclusión social en Campo Hermoso”, que logró una alianza entre diversos actores como la Alcaldía de San Vicente del Caguán, las Juntas de Acción Comunal de Campo Hermoso, Colciencias, la Asociación Ambiente y Sociedad, Latin Latas y la Asociación Campesina de Campo Hermoso, entre otras, para crear consciencia y nuevas prácticas de separación, aprovechamiento y acopio de residuos, reciclaje y cierre del botadero, entre otras.
Esta propuesta, que ya existe, ha tenido dificultades para ponerse en marcha, pero pone de relieve un tema que no sólo es importante ambientalmente, sino que tiene un gran potencial de movilizar a las personas, generar consciencia ambienta y modificar prácticas. Se recomienda, entonces:
- Diseñar, de la mano de las JAC, una estrategia de gestión de residuos que permita su máximo aprovechamiento local, y minimice los impactos ecosistémicos.
- Fortalecer una línea de desarrollo de investigación sobre aprovechamiento de residuos en generación de energía, abonos y otros insumos necesarios para otras actividades productivas y culturales.
- Vincular la gestión de residuos a otras iniciativas y proyectos ambientales, especialmente educativos.
- La transición energética
Sobre el territorio hay intereses de extracción petrolera e incluso hubo procesos extractivos en marcha, como en Los Pozos por parte de la empresa Esmerald Energy. De otro lado, hay ofertas a propietarios de la región de empresas extranjeras para grandes megaproyectos de energía solar, que implicarían la concentración de grandes extensiones deforestadas durante décadas. Esta no es la transición energética que necesita la Amazonía.
Lo anterior muestra que la región tiene un potencial energético, pero que es necesario encauzarlo hacia los objetivos de garantizar los derechos de la población, proteger la Amazonía y construir paz. Este tipo de megaproyectos energéticos han traído normalmente grandes conflictos socioambientales y dinámicas de degradación ecosistémica, y no son compatibles con la vocación del suelo.
Sin embargo, es necesario satisfacer las necesidades energéticas de la población tanto de su consumo habitual, como para los distintos proyectos productivos. Para ello, es interesante contemplar las posibilidades que brindan las comunidades energéticas, promovidas por el gobierno nacional y las experiencias en curso. Por ejemplo, el programa REM Visión Amazonía está impulsando la conformación de comundiades energéticas en Peregrinos (Solano, Caquetá) para el transporte fluvial eléctrico y “mejorar la conectividad para el turismo y la conservación”, así como en los Núcleos de Desarrollo Forestal y de Biodiversidad en Los Puertos y Aguabonita (Guaviare): en el primer caso para generar energía a partir de residuos del aserradero local y en el segundo, para la refrigeración de productos lácteos asociados a un proceso de reconversión ganadera[7].
Es importante que las comunidades energéticas no sólo se enfoquen en la instalación de infraestructura, sino que logren realmente arraigarse en los territorios y culturas, porque de lo contrario, hay una alta probabilidad de que no funcionen en el largo plazo. Este arraigo se logra mediante la apropiación de la tecnología energética por medio del conocimiento -que la comunidad esté en capacidad de operarla y mantenerla-, la satisfacción real de necesidades energéticas, especialmente que esté amarrada a un proceso productivo, la educación – la conexión con centros educativos y niños-, y la cultural, que los ciclos energéticos se concatenen con los agrícolas y otros importantes en la región.
Una opción para explorar son intercambios con otras comunidades del país que han encontrado tecnologías autogestionadas de energías comunitarias, que ponen al servicio no sólo de la producción energética, sino de la educación y el tejido comunitario. Un ejemplo es Asprocig en el Córdoba, que ha logrado un modelo agrícola y acuícola basado en la agroecología comunitaria y los saberes tradicionales y alimentado por energías renovables con soluciones locales. También, como una referencia, pueden ser muy interesantes los desarrollos de la Escuela Popular sobre Energías Comunitarias en Colombia, que han encontrado soluciones de bajo costos, pero muy eficientes de energía fotovoltaica, cocinas eficientes, deshidratadores (muy interesantes para frutos amazónicos) y biodigestores. En regiones con abundante agua, pueden pensarse sistemas de hidroenergía, hidroponía popular y otras alternativas que se han experimentado en el continente y muchas de las cuales están documentadas en el portal www.trasnsicionenergeticajusta.org.
En consecuencia, se recomienda
- La satisfacción de las necesidades energéticas locales tanto para consumo cotidiano, como para proyectos productivos por medio de soluciones alternativas que aprovechen las condiciones de sol, agua, biomasa, pendiente (en el piedemonte) y otras de la región.
- La instalación de comunidades energéticas con profundo arraigo territorial.
- La exploración de energías comunitarias.
- Los instrumentos de ordenamiento territorial
En el núcleo de la constitución de las figuras de ordenamiento territorial comunitario, como los resguardos, los territorios colectivos y las zonas de reserva campesina hay ejercicios comunitarios muy profundos de identificación de las características ecológicas de los territorios, de zonificación, planificación y de ordenamiento de usos del suelo.
Los planes de vida indígena y los planes de desarrollo sostenible de las zonas de reserva campesina tienen un camino muy avanzado de estudio, diálogo participativo, consensos y apropiación, basadas en la voluntad de pervivir en el territorio y de cuidarlo para las próximas generaciones. Los planes escritos de desarrollo sostenible de las zonas de reserva campesina, como el de la ZRC del Río Pato y Valle de Balsillas 2022-2032, son un ejercicio de caracterización muy detallada del territorio.
En esa medida, estas figuras ya han avanzado gran parte del camino necesario para el cuidado colectivo de los territorios y, por lo tanto, deben ser respetadas y, si las comunidades así lo deciden, apoyadas por cualquier proyecto o política. Sin embargo, en muchos casos existen o hay potenciales conflictos socioambientales por determinación de figuras de ordenamiento ambiental sin respetar los derechos de las comunidades.
Por ejemplo, el parque natural regional Miraflores se traslapa con el resguardo del mismo nombre y no fue consultado con los pueblos indígenas. La Asociación de Cabildos de San Vicente del Caguán reclama, como medida de reparación a esta vulneración del derecho, la ampliación del resguardo. Luz Mery Panche, representante de la asociación, enfatiza en la importancia de revisar todo el ordenamiento del territorio, porque muchas están o podrán entrar en conflicto. Por ejemplo, algunas áreas importantes quedaron excluidas del parque, porque posiblemente estén destinadas a la construcción de grandes represas.
Autoridades indígenas tradicionales y campesinas del norte de San Vicente del Caguán declararon conjuntamente la conformación de la Comisión para la Prevención, Atención y Resolución Oportuna de Conflictos Territoriales que promueve “el ordenamiento de nuestros territorios alrededor del agua sana y viva”, así como de Economías Propias y Economías de Vida que “nos afianzan nen las tareas de protección de la vida y el territorio, el bien/saber vivir colectivo y comunitario” y #el fortalecimiento organizativo intercultural para la gobernabilidad y el ejercicio del Gobierno Propio de indígenas y campesinos que nos garantice el control social y territorial para contener la destrucción de la Selva por la deforestación y la contaminación y defender la vida en toda su biodiversidad”.
Las organizaciones indígenas y campesinas reclaman con urgencia la atención del gobierno para resolver los conflictos urgentes en torno al disfrute y ampliación de sus territorios. La protección de los vínculos bioculturales de las comunidades que han habitado históricamente los territorios, y el apoyo a los planes que ellas mismas construyen para proteger la vida, es la vía más directa para garantizar en el largo plazo las condiciones de cuidado de la biodiversidad. Se recomienda, por ello:
- un esfuerzo deliberado, consciente y grande del gobierno actual por constituir las ZRC que están en proceso en la región;
- la reparación urgente de la violación al derecho a la consulta previa de los pueblos indígenas y la ampliación de sus resguardos;
- la promoción de espacios interculturales de diálogo y de fortalecimiento de gobiernos propios para el buen vivir de las comunidades en sus territorios.
Conclusiones
El anterior es un recorrido no exhaustivo de algunas alternativas ambientales que están en marcha en la región y, en consecuencia, han tenido algún nivel de discusión, experimentación y desarrollo. A lo largo de la pequeña investigación llevada a cabo, pude encontrar que en todas hay actores sociales con un altísimo compromiso y voluntad de sacarlas adelante, a pesar de los enormes retos.
Algunas de estas iniciativas han tenido algunos apoyos de cooperación en etapas iniciales, relacionados con los primeros eslabones de las cadenas productivas, muchas veces en las soluciones locales agrícolas y ambientales. Sin embargo, varias han tenido dificultades para sostenerse en un período más largo por diversas razones, entre ellas la obtención permisos estatales, la agregación de valor y la búsqueda de rutas de comercialización y mercados.
El Estado ha estado bastante ausente de estos procesos. Se recomienda, entonces, una intervención estatal integral, que sume no sólo los sectores agrícola y ambiental, sino muy especialmente a ciencia y tecnología, e industria y comercio.
El éxito de la transformación productiva en esta región que se armonice con las vocaciones ambientales de la Amazonía es la apropiación comunitaria y de todos los sectores, especialmente mujeres y jóvenes. Por eso, todas las etapas y operaciones deben ser construidas con las organizaciones locales y apropiadas por ellas.
La transformación productiva debe estar en consonancia con el ordenamiento ambiental en torno al agua y los corredores de biodiversidad, los planes de desarrollo y de vida de ZRC campesinos y resguardos, así como otras estrategias de conservación y restauración. La transformación productiva debe ser diversa, adecuada culturalmente y aprovechar al máximo y de forma ecológica la biodiversidad amazónica para tener más autonomía de insumos externos que pueden ser riesgos para la biodiversidad local.
Todas las políticas y proyectos deben estar encaminados a reparar los vínculos sociales y con el territorio afectados por el conflicto armado: se debe buscar promover la asociatividad y la concatenación de estrategias productivas, energéticas, de soberanía alimentaria y conservación.
Dada la riqueza natural, social y cultural de la zona, hay un potencial enorme para encontrar modelos diversificados y alternativos. Las semillas están en la región y requieren de la confluencia de voluntades en todos los niveles para que pronto den sus mejores frutos.
[1] Treeir.com, Amazon Rainforest Trees, 24 de octubre de 2024, tomado de https://treeier.com/amazon-rainforest-trees/ el 31 de marzo de 2025.
[2] Forest Information System for Europe, Forest biodiversity, 10 de marzo de 2025. Tomado de https://forest.eea.europa.eu/topics/nature-biodiversity-and-ecosystems/biodiversity el 31 de marzo de 2025.
[3] Ver proyecto del grupo ecológico Tierra Viva (Belén de los Andaquíes) con fruto canangucha (ver La Vida es de los Arriesgados, minuto 25 https://co.video.search.yahoo.com/search/video?fr=mcafee&p=la+vida+es+de+los+arriesgados&type=E210CO1494G0#id=1&vid=33f895435a318a9a2ed4af301223590e&action=click)
[4] Ver experiencias de acuicultura comunitaria en Revista Semillas, Un 16/17 https://semillas.org.co/es/revista/consultar-revista?numero=16/17
[5] Ver https://www.caguanexpeditions.co/nuestra-historia/
[6] Manrique Pérez, Daniel Fernando (2021), Amazonía en basuras: actuar sin urgencia, publicado por Asociación Ambiente y Sociedad, Junta de Acción Comunal Inspección de Campo Hermoso y el Instituto para el Desarrollo Territorial Sostenible en Colombia.
[7] Ver, Visión Amazonia, “El reto de llevar energía a la Amazonía colombiana, 25 de marzo de 2025. https://visionamazonia.minambiente.gov.co/news/el-reto-de-llevar-energia-a-la-amazonia-colombiana/