TE HABLO DESDE LA PRISION

Por Invitado

Bogotá D.C., 06 de agosto de 2015

Señores
EQUIPOS NEGOCIADORES MESA DE CONVERSACIONES
DELEGADOS PAISES ACOMPAÑANTES Y GARANTES
SUBCOMISIONES TECNICAS
La Habana – Cuba

“No podemos olvidar lo que sucedió en el pasado, pero no debemos permitir que el pasado nos impida construir el futuro”

El Comité de Reconciliación es una iniciativa de paz de militares y policías colombianos privados de la libertad, que extendiendo invitación a guerrilleros presos, se constituyó en un cuerpo colegiado con el compromiso de buscar caminos creativos que mediante la verdad y el perdón, sirvan de base de la reconciliación nacional desde ahora y en el posconflicto. Proyecto cimentado en la tolerancia y el respeto por el otro.

Este propósito que inició en una cárcel militar, fue creciendo como una bola de nieve y hoy alcanza más de 23.000 personas que lo apoyan y seguirá robusteciéndose hasta conseguir la solidaridad de los colombianos y extranjeros que creemos que la paz, es la única posibilidad para crecer como nación. Y será duradera, siempre y cuando la sociedad se involucre seriamente.

Muy a pesar de que ustedes por obvias razones no lo expresan públicamente, estamos convencidos de la irreversibilidad del proceso. Sin embargo, somos conscientes de los peligros que lo acechan y por ello lideramos esta campaña que adicionalmente, será un grupo multiplicador de apoyo.

Las victimas – salvo escasas ocasiones – por encima de buscar penas ejemplarizantes, tienen centrado su interés en conocer la verdad y que se les garantice no volver a padecer el mismo sufrimiento. De ahí la importancia de involucrarlas desde ahora en el proyecto de reconciliación y ésto se dará, solamente, si se les comienza a reconocer públicamente su condición y se escucha la verdad y los primeros pedidos de perdón de boca de sus victimarios. Éste es un peldaño que superado, constituye un verdadero gesto para sosegar el conflicto. Los victimarios no pueden pretender disfrazarse de víctimas, y, menos, ponerlas en duda. Desconocer una víctima es volver a victimizarla.

Por lo anterior, consideramos imperativo dar pasos agigantados en dirección a gestos concretos de perdón y reconciliación, que nos ayuden a ganar la confianza de la población afectada. Creemos que llegó el momento de involucrar activamente en el proceso a los actores del conflicto privados de la libertad.

En otros procesos de paz, como en Irlanda, por ejemplo, los detenidos jugaron un papel determinante en el desarrollo de la mesa de conversaciones. Aquí, los actores presos, podrían iniciar reconocimientos de hechos delictivos que enlutaron a las víctimas. Desde esa base, comenzar con ellos a desarrollar iniciativas de reconciliación.

Las partes más contrapuestas durante la confrontación fueron los combatientes de las Farc y los miembros de la Fuerza Pública. Nuestra iniciativa consiste en crear un escenario donde conjuntamente, se trabaje en la construcción de propuestas reales, alcanzables y medibles, que sirvan de pivote en el restablecimiento del tejido social agrietado por la guerra. Un grande ejemplo para el resto de la sociedad.

Lógicamente que el presupuesto inicial para que se dé una verdadera reconciliación, además de la verdad, es la equidad. Éste acuerdo tiene que incluir una solución integral que ofrezca garantías de seguridad jurídica para todos. Es inimaginable un espacio donde unos terminen con curules y otros tras las rejas. No estamos pidiendo que se pacten impunidades, ni se trata de una piñata de amnistías e indultos, pero esperamos reine la sensatez en el momento de construir en el legislativo la justicia transicional aplicable a los miembros de las Fuerzas Armadas. No todos los opositores al proceso son ostensibles, el desequilibrio jurídico es un enemigo silencioso que puede gangrenar el apoyo popular.

El Comité de Reconciliación tiene dos capítulos claramente definidos, uno conformado por los guerrilleros de las Farc, y el otro por los militares y policías. Todos privados de la libertad. El trabajo se estaba desarrollando por separado, pero debido a movimientos rutinarios del Inpec, se ha dificultado el avance de las mesas de trabajo por los traslados de varios de sus miembros.

Ya se pactó entre las partes el desescalamiento de la confrontación. Entendible la importancia que adquiere el hecho de silenciar los fusiles, sin embargo, existen gestos también significativos en pro del posconflicto, como un indicativo de confianza y de pasos en la dirección correcta. Proponemos:

1) Designar una locación en la ciudad de Bogotá, a cargo de la Dirección Nacional de Estupefacientes DNE, para que conjuntamente los miembros del Comité, trabajen la propuesta de reconciliación.

2) Trasladar a esa locación a los integrantes del Comité, los cuales podrían estar bajo la figura de libertad vigilada o mediante una seguridad perimétrica. Serían trasladados, Fuerzas Armadas: Teniente Coronel Luis Fernando Borja Aristizabal, Teniente Coronel Jorge Eliecer Plazas Acevedo, Teniente Coronel Joaquín Aldana Ortiz, Mayor Jorge Mauricio Ramírez Rodríguez, Mayor Luis Manrique Montilla, Mayor Cesar Alonso Maldonado Vidales, Mayor Julio Cesar Parga Rivas, Agente William Morales Vargas; guerrilleros de las Farc: Wilmer Antonio Marín Cano “Hugo”, Bernardo Mosquera Machado “Antonio”, José Marbel Zamora “Chucho”, Pedro Luis González “Genaro”, Víctor Hugo Silva Soto “Erick”, Gustavo Cardona Arbeláez “Santiago”

3) Suministrar la logística correspondiente, medios tecnológicos y facilidad de acceso de visitantes y asesores necesarios para el trabajo conjunto.

De igual manera planteamos adelantar los siguientes gestos de buena voluntad, los que generarían confianza entre las partes:

1) Desencarcelar inmediatamente por razones humanitarias, a los guerrilleros de las Farc enfermos o con grado de invalidez (previo concepto medico oficial), a los militares y policías enfermos, inválidos o con disminución de la capacidad física laboral superior al 75% (Certificada con resolución de junta médica laboral expedida por Sanidad Militar o Policial)

2) Poner en libertad a los actores del conflicto que hayan alcanzado la tercera edad.

3) Liberar a militares, policías y guerrilleros de las Farc que a la fecha hayan cumplido 8 años o más de prisión física. Teniendo como base que esa sea la máxima pena alternativa a imponer.

4) Trasladar a todos los miembros de la Fuerza Pública que se encuentren recluidos en cárceles comunes, a los centros de reclusión militar y policial respectivamente, dando cumplimiento a lo estipulado por la ley 1709 del 20 de enero de 2014.

5) Concentrar en cuatro centros carcelarios del país (norte, sur, oriente y occidente) a todos los guerrilleros de las Farc que se encuentren detenidos. Quedaran recluidos en pabellones especiales bajo un régimen penitenciario de mínima seguridad.

6) Una vez concentrados todos los actores del conflicto en sus respectivos sitios de reclusión, iniciar programas audaces de resocialización y preparación para el posconflicto. Socializar los temas de la comisión de la verdad, justicia transicional, reconciliación, etc. Así mismo, adelantar el trabajo jurídico con los jueces de ejecución, Comisión de la Verdad y otros entes investigativos.

7) Oficializar el pedido de repatriación de guerrilleros, miembros de las Fuerzas Armadas y otros actores de la confrontación extraditados por delitos relacionados con el conflicto y conexos. Así podrán someterse a la comisión de la verdad, aclarando a las víctimas los crímenes cometidos. Para esto, no es necesario tramitar un proyecto de ley, pues además de inoportuno, desafiante, impopular e improcedente, va en contravía del Bloque de Constitucionalidad. Aunque la solicitud de retorno se gestionaría de inmediato, su cumplimiento debería estar condicionado a la firma final de las negociaciones.

La firma de los acuerdos, es el punto de partida para ver si el cese de la violencia es capaz de generar una nueva situación de paz. Es preciso iniciar el proceso de reconciliación de la mano del eventual cese bilateral definitivo. No es un cese al fuego únicamente, pues no se trata solo de silenciar fusiles, sino de erradicar totalmente las hostilidades de todo tipo. Entrar en un periodo de “guerra fría”, puede producir un número de víctimas igual o superior a las de la etapa de la confrontación armada.

Ustedes, señores plenipotenciarios, garantes, acompañantes, y demás facilitadores del proceso, tienen una gran responsabilidad con la historia, con el país, con la región y con las futuras generaciones, pues acaban de iniciar los últimos cien metros planos de la carrera por la paz. Las Farc tienen que perder el miedo de levantarse mañana en un país en paz. Como en otras oportunidades, no pueden tirar la toalla a escasos metros de la meta. Nuestro llamado es para que al unísono, soliciten al Gobierno Nacional la inclusión en el proceso de paz, de los actores del conflicto presos, respaldando nuestra iniciativa de reconciliación y las propuestas consignadas en este documento.

Con respetos,

 

Mayor, Cesar Alonso Maldonado

camavimaca@hotmail.com

“No daré mi voto para una guerra que no pelearé y que otros irán en mi lugar”