El texto no muestra el panorama general de la transición de manera clara, tampoco enuncia los diagnósticos necesarios ni plantea los grandes dilemas
Cualquier acción climática debe tener como referente obligatorio tres tristes verdades que ya nos ha revelado la ciencia y que han promulgado ampliamente la ONU y otras voces autorizadas: i. que un incremento de la temperatura media global del planeta que sea superior a un grado y medio traerá efectos en cascada muy amenazantes a la supervivencia de muchas formas de vida, incluida la humana; ii. que como humanidad estamos fracasando en los esfuerzos de revertir la crisis, porque las acciones climáticas no han revertido la curva del calentamiento y porque se proyecta que de seguir como vamos, la temperatura habrá aumentado 2.8 grados y iii. la solución real a la crisis es disminuir en un lapso de ocho años el 45% de las emisiones para no superar el temido umbral para lo que es imprescindible dejar enterrada gran parte de lo que queda de combustibles fósiles.
Petro y Márquez ganaron las elecciones con una propuesta que le daba centralidad a este tema y que contenía propuestas contundentes. Como lo mostró Andrés Gómez en su columna, algunas de ellas se diluyeron en las Bases del Plan Nacional de Desarrollo y aún otro poco en el articulado. Sí se mantuvo la prohibición de la explotación de carbón a cielo abierto. Con esta medida, hay un resultado tangible de dejar de emitir 320 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, en un escenario en el que cada gramo de gases efecto invernadero suma peligrosamente al aumento de la temperatura global del planeta. Este sin duda es un hito muy importante, dado que la producción de carbón colombiano representa casi el 90 % de la latinoamericana. El carbón y los hidrocarburos exportados no hacen parte de las cuentas nacionales de emisiones porque su quema no ocurre en el territorio nacional, pero no por eso dejan de contribuir al calentamiento global.
Mencionado este gran hito, es importante revisar la estructura, el tono y las medidas de la propuesta de transición energética del actual gobierno. Al tratarse de un tema tan importante para la sociedad en su conjunto, necesita de muchísima claridad y amplios debates que nos lleven a consensos sólidos. Sin embargo, el texto no muestra el panorama general de la transición de manera clara, tampoco enuncia los diagnósticos necesarios ni plantea los grandes dilemas. La promesa de campaña de no firmar nuevos contratos de exploración de hidrocarburos se desdibujó y quedó reemplazada por un monitoreo de los vigentes acompañado de algunas medidas para mejorar la eficiencia en el uso de estos energéticos y las técnicas de recobro.
Un giro tan grande con respecto a la promesa de campaña debería, por respeto a la ciudadanía y al proceso democrático, estar respaldado por muchísimas más claridades: ¿durante cuánto tiempo se realizará este monitoreo?,¿bajo cuáles condiciones se haría una prohibición en el futuro o se permitirían las nuevas firmas de contratos?, ¿quién realizará este monitoreo?,¿quién evaluará los resultados de este monitoreo? ,¿qué papel juega la ciudadanía en este seguimiento?, ¿cómo se articula este propósito con la generación de energía a partir de otras fuentes?
La transición energética es un proyecto económico, político y cultural con aristas en muchísimos otros sectores que parecerían lejanos como, por ejemplo, el laboral (por los trabajadores del sector mineroenergético), la agricultura (por los cambios de uso de suelo que pueden implicar los proyectos de energía renovable), la educación y la igualdad (porque los impactos negativos de los proyectos incluidos de las energías renovables suelen recaer sobre poblaciones ya vulnerables o marginalizadas), entre otros. Todavía falta articular las medidas sectoriales de manera coherente y efectiva.
El futuro de las renovables también es opaco. Por ejemplo, el hidrógeno verde parece una gran promesa, pero no hay ni una palabra sobre sus desafíos y mucho menos sobre cómo se enfrentarán (entre otros, su alta demanda territorial para la generación de energías renoavbles, el altísimo costo de su producción y transporte, la baja tasa de retorno energético, la posible fuga de hidrógeno a la atmósfera que puede intensificar el efecto de calentamiento de gases efecto invernadero y su alta inflamabilidad entre otros). La Fundación Heinrich Böll acaba de publicar un interesante informe sobre el tema.
Organizaciones sociales y personas interesadas hemos repetido que la transición debe ser justa y democrática. El primer paso para ello es la transparencia en la información y en los procesos de toma de decisiones. A juzgar por el texto de las bases y del articulado, no estamos comenzando bien. No es fácil rastrear en el texto los resultados de los espacios de diálogo vinculante realizados con comunidades. Otras promesas que contribuyen a enfrentar la crisis quedaron por fuera, como la agroecología. Varios compromisos con los pueblos indígenas en la consulta previa también fueron desatendidos. Todavía es necesario despejar mucho humo de las propuestas climáticas y de transición energética del actual gobierno.
Tomado de https://www.las2orillas.co/la-opaca-propuesta-de-transicion-energetica-del-pnd/
Por: Natalia Orduz | febrero 25, 2023