ME GUSTAN LOS ESTUDIANTES….

Por Indepaz
Estas dos últimas semanas, por una de esas casualidades que ahora llaman sincronías, me he hallado en la calle asistiendo a tres movilizaciones de los estudiantes que advierten de la amenaza que se cierne sobre otra de las especies que en nuestro País está en vía de extinción: la universidad pública.
 
 
 

Todas las movilizaciones me han llamado a cuentas, pero una me conmocionó especialmente. Fue el viernes pasado a la caída de la tarde, cuando miles de muchachos con velas y antorchas «abrazaron la Nacho». No pude evitar mezclarme con ellos y admirarlos. Cientos de personas que pasaban por la carrera 30 con 45 en carros, buses, camiones, motocicletas, tan conmovidas como yo, se unieron e improvisaron su «abrazo»con pitos, sirenas, puños alzados, gritos y pañuelos. Ni siquiera los policías de dos patrullas se atrevieron a enturbiar la belleza y la razón de la manifestación, y decidieron quedarse muy discretos al otro lado de la avenida. Ellos saben, desde el fondo de su corazón que no es de piedra, que sus hijas e hijos sólo podrán aspirar a la universidad pública.
La marcha de hoy, más clásica y tropelera, pasó por la séptima a eso del medio día. A la altura de la Javeriana, los de las públicas eran observados por los de la privada que invadían el andén en silencio. Me atrevo a pensar que los javerianos, al igual que la gente de los carros de la 30 del viernes, sospecharon que esta vez los «revoltosos» se están echando encima
una de las situaciones más graves que estamos a punto de presenciar en este País agónico y extraviado, ¡EL FUNERAL DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS!.
Como otra de esas sincronías -pero esta un tono más macabra-, les cuento que un amigo acaba de pasar a música en la Nacho, pero la celebración ha sido moderada. De entrada, y desde ya, les están anunciando que tal vez el próximo semestre van a tener que privarlos de la clase de coros porque ya no hay presupuesto para pagar el profesor. También les contaron que por causa de las goteras en el Conservatorio habían tenido que trasladar la biblioteca a otro edificio, pero que como por un sino trágico, de todas maneras se arruinó porque el lugar a donde se la llevaron igual sufrió inundación y se perdió buena parte de una colección de libros y música invaluable. Pero al fin de cuentas, dirán el Presidente y la Ministra, ¿para qué queremos bibliotecas, acetatos y cantantes líricos si lo que necesitamos es más guerreros? Para esa gracia, con los Tigres del Norte aseguramos el suficiente abastecimiento artístico y cultural, y justo al tamaño de nuestros gustos y necesidades espirituosas.
Imagino, y esto sí es pura y ramplona imaginación, que a los de veterinaria les estarán anunciando recorte de semovientes y cantinas, a los de química, reciclaje de tubos de ensayo y pipetas de los camiones de Ciudad Limpia, a los de física, prácticas de óptica con las gafas de los más cegatones. Menos mal que los de filosofía se pueden bandear con fotocopias y con el adminículo que llevan gratis sobre los hombros.
Creo que nunca antes, ni en los momentos más crueles o reaccionarios de la historia de este País, se han concebido y admitido tantos y tan nefastos procedimientos, normas y decisiones. ¿Qué va a pasar con los cientos de miles de jóvenes cuya única opción de acceso a la universidad es la educación pública? ¿Qué va a pasar con los miles de estudiantes de las universidades privadas que empiecen a necesitar trasladarse a las públicas? (a propósito revisen las notas que agrego al final) ¿Qué va a pasar con la ciencia, las artes, la tecnología, los medios de comunicación, el medio ambiente? ¿Qué va a seguir pasando con el pensamiento de los colombianos en un País que vamos a tener que volver a construir pieza por pieza después de este tiempo delirante?
Hoy, en medio del trancón que ocasionaron en la séptima, me sentí conminada a multiplicar la voz de estos jóvenes estudiantes que se veían muy solitarios de nosotros. No había profesores, padres de familia, investigadores, políticos, sindicalistas, escritores, religiosos, funcionarios, ONG´s, ni siquiera los egresados de estas instituciones hemos estado allí para unirnos a ellos en el abrazo a las universidades públicas.
 
Y ni qué decir de los medios de comunicación, tan ocupados atendiendo sólo los afanes del acontecimiento diario o la crónica roja de los Ministros y su Agroingreso Seguro, como si hubiera alguna novedad en el cinismo mordaz de este Gobierno.
Yo no sé, pero me invade la tribulación al imaginar que en un tiempo cercano nos moriremos del aburrimiento sin jóvenes que coloreen el sueño de algún porvenir más divertido, interesante, austero y pacífico. En su lugar, hallaremos a estos mismos jóvenes, unos tirando vitrinas de cachivaches en los andenes, otros armando nuevos ejércitos, otros administrando el peso para la traba, y los demás redoblando las fuerzas del “orden” para organizar a los cachivacheros, eliminar a los insurgentes o “limpiar” a los administradores. ¿Qué vida seguirá siendo esta?
Por esta razón, y en el pequeño espacio público del que dispongo con ustedes, hago masiva mi voz de gratitud a los jóvenes estudiantes que hoy se están haciendo cargo de esta nueva pesadilla que nos concierne a todos.
Un abrazo y un feliz sueño universitario,
Diana Alexandra Mendoza
Octubre 29 de 2009