No han faltado intentos de diálogo, ni experiencias positivas, pero lo que más se recuerda y más tienen presente los jóvenes, son los fracasos, la memoria reciente de la frustración en el Caguán. Los acuerdos deRalíto para el desmonte de los paramilitares y narcoparamilitares, independientemente de las intenciones de sus promotores, terminaron desarticulando parciamente maquinarias infernales de muerte y han llevado a destapar la podredumbre de la parapolítica y la paraeconomía que se apoderó de buena parte del poder, pero sus herederos siguen conspirando y manejando hilos de partidos o del Estado. Si la guerra ha sido tan buen negocio para legales e ilegales y ambiente propicio para reconfigurar el poder y acumular fortuna ¿Por qué ahora se le puede apostar al éxito de las conversaciones que se vienen realizando en La Habana desde hace meses?
Autor
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Presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – INDEPAZ. Magister en Economía, Ingeniero Químico. Especialista en Ciencias de la Complejidad. Ministro de Salud de la República de Colombia (1990 – 1992). Docente universitario (1968 – 1996). Firmante del acuerdo para convocar la Asamblea Constituyente (1990). Fundador – Director del Centro de Memoria y Paz. Autor de libros sobre desarrollo, ambiente y paz. Colaborador de negociacones de paz (1984 – 2024)
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