EL POLO AL BORDE DEL ABISMO

Por Indepaz

REFLEXIONES DESESPERANZADAS…

 
Bogota, 15 de mayo de 2009

Hay momentos históricos en la vida política y uno de ellos es HOY cuando la dirigencia del Polo debe decidir si continua este proyecto de construcción de un partido de izquierda democrática o se consuma la división no solo para la campaña presidencial y de congreso sino por la formación de otros movimientos a partir de la ruptura o la disidencia.

Este es un tema de impacto para  el futuro inmediato de Colombia pues tiene que ver con las posibilidades de una opción de poder de la democracia alternativa en la próxima década.

El lenguaje de la ruptura ha sido prolífico desde la antesala del Congreso del PDA realizado en febrero: “Si no hay una política de amplia convocatoria y se impone el sectarismo, lo mejor es formar otro partido y separarnos de la izquierda radical”, dicen unos; “Si lo que quieren es diluir al PDA en los partidos tradicionales y el uribismo, entre más pronto salgan mejor”, dicen otros. Y ante la opinión pública – mejor dicho los que siguen la política electoral y leen prensa – la disputa dentro del PDA se centra en la candidatura presidencial entre corrientes que encabezan Carlos Gaviria, Lucho Garzón y Gustavo Petro.

Es una percepción de caricatura, pero es parte de la realidad.
¿Cuáles son los problemas de fondo que están llevando a la ruptura? ¿Ya es demasiado tarde para una rectificación? ¿Existe mejor alternativa para la lucha por la democracia alternativa que la unidad del PDA como instrumento de confluencia por transformaciones sociales y políticas?

Esta reflexión busca promover un acuerdo político de salvación de la unidad del PDA como operación al borde del abismo.  Aunque son muchos los asuntos en contradicción que configuran la crisis, ese acuerdo pasa por resolver las reglas del juego para definir la candidatura presidencial y se resumen en dos opciones:

1.    Se encuentra el camino para que Gaviria, Petro y Lucho vayan a la consulta en septiembre. Otros se inscribirán pero será solo para ganar tribuna.

2.    Se logra un acuerdo para que Carlos Gaviria sea candidato de Unidad, Lucho Garzón y Petro, sean cabeza de lista única al senado o Presidente del PDA para conducir la campaña del 2010 y el próximo congreso.  La precandidatura de ese acuerdo para la Alcaldía de Bogotá puede ser otro elemento a tener en cuenta, sin menoscabo de los derechos de la militancia definidos en los estatutos.

Como están las encuestas el PDA representado en algunos de sus líderes es una opción real de poder en el 2010 y puede seguir ascendiendo regionalmente en el 2011. No hay duda que un candidato de unidad sería la opción más fuerte frente al uribismo sea o no candidato AUV.  Y sería el mejor instrumento para buscar confluencias con otros sectores afines en la idea de defensa del Estado Social de Derecho y de una opción de democracia social ante la crisis económica, la inequidad y el régimen mafioso de parapolíticos y sus cómplices.

La batalla política inmediata en Colombia es la del referendo reeleccionista que puede ser convocado hacia final del 2009 si pasa el control de la Corte Constitucional.  En esa confrontación al proyecto mafioso – autoritario ya se ha formado un amplio frente antireeleccionista y solo necesita que se unifiquen alrededor del llamamiento a declararlo inconstitucional o en su defecto a promover la abstención. No se puede alegar la necesidad de una coalisión antireeleccionista o de una línea contra el proyecto uribista como argumento para promover la ruptura del PDA pues en esto hay coincidencia entre todos los sectores.  

Como está el panorama político no hay mejor opción para todas las vertientes del PDA que mantener la unidad. Cada bloque político está definiendo sus candidaturas, programas y estrategias en proceso centrípetos.  El uribismo  está nucleando a los sectores mayoritarios y más afines al Presidente y se han debilitado ultrauribistas como Vargas Lleras y Juan Manuel Santos que reflejan matices y no le ofrecen control absoluto a AUV. El partido conservador en sus vertientes de mayor peso electoral le juegan a mantener su fuerza y al tiempo a la alianza uribista. El Partido Liberal va a la consulta a definir su candidato y no un precandidato. Y entre los independientes ha tomado fuerza Fajardo con un proyecto caudillista de centro que depende de su candidatura presidencial y no se da márgenes de confluencia distinta a las adhesiones a sus aspiraciones.  Así que caben pocas ilusiones de maniobra entre esas fuerzas para formar una coalición antes de las definiciones del referendo y se reducen cada día las posibilidades de un bloque entre el PDA y el partido liberal antes de la primera vuelta de las presidenciales.  En todo caso en el itinerario electoral hay momentos que pueden producir realineamientos y estos serán: después del resultado de las consultas, luego de las definiciones del referendo y después de las elecciones de marzo 2010 para el Congreso de la República.

El escenario de un Polo dividido con varios sectores buscando acuerdos electorales con el Partido Liberal es poco prometedor en términos prácticos y menos en la proyección política. Para la conducción liberal  lo primero es la supervivencia de su partido que ha perdido opción de poder  nacional y en las grandes ciudades y está replegado a regiones intermedias. Así que en materia electoral, aparte de la oposición a la reelección que es un asunto ya dado,  su interés los lleva a buscar atraer a los uribistas inconformes, incluido Cambio Radical y por otro lado corrientes de izquierda. La expectativa  liberal no es la unidad con el PDA con el riego de una candidatura no liberal a las presidenciales, es la ruptura del Polo para darle aire al candidato que resulte de la consulta de septiembre que seguirá siendo de poca opción ante los uribistas.

Si se persiste en la unidad ganaremos todos y se fortalecerán las corrientes internas en su diversidad y confluencia. Una consulta del PDA para definir candidato a las presidenciales se convertirá en un aliciente para la gente que desde posiciones independientes busca una alternativa y en particular en la juventud que mira con escepticismo la política y a las mafias clientelistas.  La mayoría de los sin partido se sentirán atraídos por un Polo que presente un discurso radical en contra de la corrupción, la parapolítica, el neoliberalismo y el guerrerismo de todos los lados.  El discurso social del Polo tiene la mayor credibilidad en el espectro político y puede ir ganando terreno frente al modelo de capitalismo violento que se ha impuesto  en Colombia y que convierte al Estado en botín de la disputa entre mafias y grandes poderes económicos legales que acumulan desde el asalto a lo público.  La alternativa a la pobreza y al hambre es una bandera creíble desde el Polo y tiene antecedentes importantes en la Alcaldía de Bogotá. El enfrentamiento a la parapolitica y a la criminalidad amparada desde el poder ha sido liderada desde el Congreso por una bancada ejemplar y es un pilar del prestigio de sus lideres. Ese es un activo que no se puede tirar por la borda.

En la Unidad del PDA los que pierdan ganan como diría el filosofo Maturana. Si hay consulta para escoger candidato, todos los que concurran como candidatos o cabeza de fuertes tendencias internas,  saldrán fortalecidos y seguirán siendo las figuras visibles de este proyecto político hacia los retos del 2011 y el 2014.

El camino que parece están escogiendo algunos líderes es completamente insensato y suicida. Un PDA nucleado por el MOIR y el PC, así se presente con una figura democrática del prestigio de Carlos Gaviria, va a perder convocatoria frente a lo que ocurrió en el 2006. La capacidad de maniobra de Lucho se sustenta en su extraordinaria capacidad comunicativa y en el activo que le dejó haber culminado con éxito la Alcaldía, pero todos los políticos saben que carece de organización y no le van a abrir la cancha del partido liberal ni del fajardismo o muckuscismo para que sea la primera figura y ponga la pauta política. Otro tanto ocurre con Petro, que aunque está construyendo organización desde regiones solo será aceptado si adhiere al candidato liberal o a uno de los independientes. Todas son jugadas menores que pueden servir para alimentar pequeños egos pero no para proyectar una alternativa de poder.

La  paradoja en esta encrucijada de contradicción entre corrientes del PDA es que si Carlos Gaviria gana la consulta, el que pierda en un escenario de unidad y se mantenga en los acuerdos, se ubicará en la primera fila del liderazgo democrático  para la próxima década. Y si gana Lucho o Petro, Gaviria y sus actuales soportes contaran con las primeras opciones hacia los retos futuros.

Si hay unidad, el PDA podrá soportar en mejor forma la responsabilidad de la Alcaldía de Bogotá que es portaestandarte de la credibilidad de una alternativa de gobierno de la izquierda en Colombia. Si se impone la división y las recriminaciones antropófagas, la batalla por gobernar desde la Capital y las regiones estará pérdida de antemano para el 2011 y lo que sigue. De la misma manera se debilitará la proyección de Samuel Moreno hacia las presidenciales del 2014.

Desafortunadamente hay mucho de personalismo y poco de justificación programática en esta controversia que está llevando al PDA hacia el abismo. Las características de las tendencias o agrupamientos internos en 2009 no son distintas a las del 2006 o al momento de la fundación del PDA. Las divergencias no han pasado a nuevos terrenos que lleven a incompatibilidad de cohabitación porque alguno se pasó al bando enemigo. La distancia entre las posiciones  no es mayor que con los jefes liberales o los caudillos independientes.  El Programa, los estatutos y el ideario de unidad siguen siendo de consenso. Así que las discrepancias son de táctica política y de cálculos electorales, sin desconocer los matices que son marca de origen y lo propio de un partido que es una confederación de organizaciones y tendencias y no un partido tradicional.

Parece que ya es tarde y solo un esfuerzo excepcional puede revertir la dinámica de división. Pero no sobra lanzar un SOS a quienes pueden intervenir entre el desorden, la estridencia y la fábrica de autojustificaciones.

De pronto una mirada a la historia de fracasos les recuerde a los líderes en trance de caudillos que desde los tiempos del frente nacional a cada fracaso ha seguido una década de imposición de guerra y antidemocracia. A la derrota de la ANAPO en el 70 le siguió un periodo largo de ausencia de alternativas fuertes al bipartidismo; el genocidio de la UP en los 80s se acompañó de la represión a toda alternativa y solo en el 89 reapareció una ola democrática que culminó en la Constituyente de 1991; la práctica disolución de la ADM19 en 1994 solo fue compensada con la formación del PDA, y ahora la ruptura del PDA marcara otra derrota y la necesidad de otra década para volver a ofrecer una opción desde la izquierda y la democracia alternativa.

Si nadie actúa con generosidad y audacia para salvar la unidad del PDA, mereceremos la suerte de un largo periodo de autoritarismo y guerra. ¡que  generación!