“Nos matan para que nos callemos y nos callan para matarnos”
¡Aquí estamos para que nos maten a todos. Eso fueron los de arriba que no están de acuerdo con nosotros. Son unos cobardes!, exclamó con los ojos cubiertos de lágrimas un comunero de la vereda La Esperanza Jambaló, de donde era Marino Mestizo, indígena Nasa asesinado hoy en Santa Rita, resguardo de Tóez, Municipio de Caloto, Cauca. JUNIO 23 DE 2009
Habíamos advertido “Los milicianos o simpatizantes de los actores armados deben definir si se acogen a los criterios de la comunidad, de lo contrario deben desalojar el Territorio. Por esto seguramente asesinaron de manera cobarde a Marino Mestizo. De un lado y de otro nos matan porque la guerra es contra nuestro pueblo.
Enviamos nuestro afecto y solidaridad a la familia, amigos y comunidad que hoy sufren un dolor irreparable. Desde la impotencia le decimos asesinos venga de donde vengan que son criminales y cobardes. Les exigimos que respeten nuestro proceso y la vida. Marino Mestizo no te dejaremos morir jamás.
¡Aquí estamos para que nos maten a todos. Eso fueron los de arriba que no están de acuerdo con nosotros. Son unos cobardes!, exclamó con los ojos cubiertos de lágrimas un comunero de la vereda La Esperanza Jambaló, de donde era Marino Mestizo, indígena Nasa asesinado hoy en Santa Rita, resguardo de Tóez, Municipio de Caloto, Cauca.
Marino Mestizo era un líder comprometido con el proceso, reconocido y apreciado por las autoridades y la comunidad. Se había desempeñado como Presidente de Junta de Acción Comunal de su vereda, como Coordinador Jurídico del Cabildo Indígena de Jambaló y actualmente, hacía parte del Comité de Investigación de Cabildo que venía indagando casos como el secuestro de los 7 funcionarios de la Alcaldía de Jambaló que fueron liberados por la comunidad el año pasado. Los señores de la guerra dejaron viuda a Cecilia Escué y sin padre a cuatro hijos, entre ellos dos menores de edad.
El asesinato ocurrió cerca de la 1:30 de la tarde, cuando Marino Mestizo se dirigía hacia Jambaló en una motocicleta acompañado de otro comunero. Cuando transitaba por la vía que de Caloto conduce a El Palo, justamente en jurisdicción del Resguardo de Tóez, en el sitio conocido como Santa Rita, fueron interceptados por dos hombres armados que estaban encapuchados. Cuando los hicieron parar les pidieron sus nombres, al identificarse, procedieron a llevarse a Marino Mestizo y amenazaron a su acompañante para que se fuera de allí.
A Marino le amarraron las manos hacia atrás, se lo llevaron hacia Santa Rita a 500 metros de distancia de la vía. Unos veinte minutos después lo asesinaron. Cuando llegó la guardia indígena de Toéz y de Huellas Caloto al lugar de los hechos, lo encontraron boca abajo con tres impactos de bala en la cabeza.
Este comunero fue uno de los líderes que encabezó todo el proceso que se realizó después de la Declaratoria de Emergencia Territorial y Humanitaria, que además de hacer un llamado a las personas que fomentan la producción de alucinógenos en cocinas o laboratorios instalados dentro del resguardo, les daba el término de tres días para desalojar voluntariamente el territorio. Asimismo, les notificaba a los milicianos o simpatizantes de los actores armados, que debían definir si se acogían a los criterios de la comunidad, o de lo contrario, debían desalojar la localidad.
Según las investigaciones adelantadas hasta el momento, él había sido muy claro durante la Asamblea Permanente que se realizó en La Esperanza, dando cumplimiento a la Declaratoria de Emergencia Territorial y Humanitaria emitida por las autoridades. “Cuando se dio la Asamblea Permanente nosotros dimos el debate dentro de la comunidad y decidimos que el personal que venía desde afuera a causar inconvenientes, debía salir. Tres días después de esto nos llegaron las amenazas”, comentaban algunos comuneros en medio de la zozobra después de ver el cadáver de su compañero de lucha.
Después de las amenazas, Marino Mestizo, consciente de lo que esto implicaba, le había dicho a sus compañeros que si a él le llegaba a pasar algo, no fueran a desfallecer, que tuvieran más fuerza, que siguieran luchando y que no bajaran al guardia, porque no se podían dejar quitar el territorio y que si él iba a dar la vida, lo hacía por la comunidad.
También se conoció que él estaba investigando a milicianos de las Farc implicados con las amenazas que surgieron contra varios líderes después de que se destruyeron artefactos explosivos y cocinas de procesamiento de coca en Jambaló. “Lo que quieren es aterrorizar a los que investigan y eso no lo podemos permitir”, manifestó con frustración otro comunero de La Esperanza.
El crimen de este compañero no se puede quedar en la impunidad. Nosotros debemos alzarnos en una acción conjunta con los cabildos del norte del Cauca, para defender nuestro territorio. Luchar no con armas como lo hacen ellos, porque aunque nos maten a todos amarrados no nos vamos a desplazar. El ejército y la guerrilla, ambos nos matan, unos se esconden otros se camuflan. Debemos fortalecer la guardia indígena en nuestro resguardo porque ellos son los que deben hacer el control territorial”, expresó otra comunera.
Esperamos las manifestaciones de compromiso y solidaridad internacional de todas las personas y pueblo que aún defienden la vida y la justicia. Con amargura les decimos que ningún acto criminal puede pasar desapercibido y menos dudar en rechazarlo independientemente de quienes sean sus autores. Por esto, la Consejería Mayor de la ACIN en nombre de las autoridades tradicionales, se declara en Asamblea Permanente y hace un llamado para dar el último adiós y acompañar a la comunidad en la vereda La Esperanza Jambaló, a partir de mañana miércoles 24 de junio. Lugar desde donde se reflexionará sobre lo ocurrido y se tomarán decisiones colectivas para defender el territorio y la vida.