El ciudadano del común se pierde a veces entre los alegatos, twitter y acusaciones sobre la situación de las fuerzas armadas ante la guerra y la paz. Desde los primeros meses del gobierno de Santos, el expresidente Álvaro Uribe comenzó la campaña para debilitar el prestigio de su antiguo Ministro de Defensa acusando su política de prosperidad democrática de abandonar la prioridad a la guerra contra la subversión en aras de la economía o de relaciones con su “mejor amigo” a cambio de unos dólares. El twitter se llenó de señalamientos sobre la desmoralización de las fuerzas armadas y se llevó por delante al primer ministro de defensa, Rodrigo Rivera, un uribista triple A.