DEFENDER LA PAZ ES LO CENTRAL EN LAS PRESIDENCIALES

Camilo Gonzรกlez Posso
Bogotรก D.C. 28 de mayo de 2018

El 17 de junio se va a resolver el referendo sobre los acuerdos de paz que quedรณ casi empatado el 2 de octubre de 2017. El gran dilema de la sociedad colombiana en las elecciones presidenciales no es entre izquierda y derecha, economรญa de mercado o mรกs regulaciรณn estatal y ni siquiera entre menos impuestos a los ricos o impuestos progresivos; muchos de esos dilemas estรกn en juego pero lo central es si se resuelven en una transiciรณn al post conflicto respetando los acuerdos de paz suscritos y avanzando a otros de soluciรณn pacรญfica negociada o si retrocedemos a las incertidumbres de la guerra como pretexto para refundar el Estado tal como se propuso el proyecto de ultraderecha que pacto el uribismo y sus aliados de los aรฑos noventa y principios de siglo.

Ivรกn Duque, el candidato de รlvaro Uribe Vรฉlez, ha dicho que no va a hacer trizas los acuerdos de paz pero que va a cambiar puntos importantes como el Sistema Integral de Justicia, las garantรญas polรญticas para el nuevo partido surgido de los acuerdos, temas de reforma rural y de polรญtica antidrogas y de cultivos ilegalizados. Su idea es no hacer trizas los acuerdos sino cambiarlos casi todos en lo que es esencial, en lo que hizo posible que luego del triunfo del No en el referendo se confirmaran con algunos cambios en el Teatro Colรณn.

Lo que pretende Duque, siguiendo a la letra a su mentor, es reducirle funciones a la JEP e introducir penas con cรกrcel para los jefes de las FARC al tiempo que impunidad a los polรญticos, gobernantes, negociantes y armados que fueron participes o cรณmplices de los mal llamados falsos positivos y de la desposesiรณn campesina de cerca de 10 millones de hectรกreas. En reforma polรญtica lo que han anunciado es la muerte de la Constituciรณn Polรญtica de Colombia para establecer un Estado Comunitario, con un congreso unicameral, desapariciรณn de la Corte Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia que aรบn tiene a su cargo procesos de parapolรญticos afines al uribismo, acabar con la tutela, la consulta popular local y los derechos territoriales รฉtnicos. En lugar de la reforma rural integral, con fondo de tierras y catastro multipropรณsito previstos en los pactos de paz, Duque ha anunciado que favorecerรก los macroproyectos agroindustriales y extractivos con alta concentraciรณn de la propiedad y uso de la tierra al estilo del cerrado brasilero. En lugar de una polรญtica de desarrollo con enfoque territorial que permita reconvertir las economรญas cocaleras en productivas y legales, Duque se alinea con la presiรณn de Trump de desconocer lo pactos voluntarios de sustituciรณn e iniciar una ofensiva de represiรณn y erradicaciรณn forzada contra 400.000 familias que estรกn inmersas en las regiones cocaleras y hoy se han comprometido con el gobierno a pasar a otra economรญa. En lugar de una nueva visiรณn de la lucha antidrogas que ha sido reconocida por Colombia y por los acuerdos, Duque se alinea con el inicio de una nueva guerra antidrogas y endurecimiento del prohibicionismo. En lugar de restituciรณn de tierras a los 8 millones de vรญctimas desplazadas Duque privilegia el estรญmulo a los macroproyectos y se alinea con la tesis de Uribe de rechazo a las aspiraciones territoriales de los indรญgenas y consejos comunitarios negros. A los excombatientes de las FARC no les da garantรญas y a los dirigentes los condenรณ ya sin formula de juicio como narcotraficantes dignos de extradiciรณn. Y asรญ sucesivamente, lo que no queda duda es que la opciรณn de Duque es el desconocimiento de la soluciรณn negociada y por lo tanto una vuelta a las estrategias de la guerra. Por eso al ELN le ofrece como alternativa sรณlo la rendiciรณn tal como hizo รlvaro Uribe cuando las conversaciones en La Habana en el 2005.

La oferta programรกtica de Petro es sencilla: cumplir con la Constituciรณn de Colombia que aprobรณ la Constituyente de 1991 haciendo realidad el Estado Social de Derechos y cumplir con los acuerdos de paz y la ampliaciรณn de democracia, justicia y participaciรณn que en ellos se consignaron. Esa es la lรญnea divisoria hacia la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Para que ese Estado Social tenga vigencia Petro propone darle sentido a los derechos colectivos y del ambiente haciendo en realidad en Colombia lo suscrito en el Acuerdo de Parรญs sobre cambio climรกtico y dando un combate sin cuartel a la corrupciรณn y a las mafias enquistadas en el Estado y en la economรญa.

Durante la campaรฑa se han escuchado debates sobre muchos temas y en algunos de ellos se puede tener diferencias con propuestas de Petro. Lo cierto es que en un gobierno de Petro todas ellas serรกn debatidas en el Congreso, en las Cortes o en mil escenarios sin que a crรญticos y a opositores los asedien con estigmatizaciรณn ni con sicarios. Con Duque y Uribe desconociendo los acuerdos y en ambiente de guerra lo mรกs probable es que se vuelva a la intolerancia con los opositores a calificar a los crรญticos como enemigos; para ellos quienes hablan de paz con justicia social, equidad, justicia tributaria, solidaridad, equidad de genero o de paรญs pluriรฉtnico y diverso como dice el preรกmbulo de la Constituciรณn, son populistas castrochavistas, enemigos de las empresas, malos gerentes, resentidos sociales, dรฉspotas, idiotas รบtiles, etc, etc.

En la primera vuelta este 27 de mayo los candidatos que defienden los acuerdos de paz lograron la mayorรญa de los votos. Esta matemรกtica muestra que es posible que Petro gane las elecciones el 17 de junio. Pero la realidad es mรกs compleja y son muy fuertes los intereses de quienes piensan que ganan mรกs si se prolonga un Estado de Guerra en el cual puedan pescar en rรญo revuelto. Pero en รฉpoca de mundial se sabe que el partido termina sรณlo cuando suena el pito del รบltimo segundo.

camilogonzalezposso@gmail.com

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