Por: Tatiana Acevedo
No para hacer un relato sobre la gente, por una parte, y en el rรญo (los animales, las matas y el agua que lo conforman), por otra. Sino para pensar en la relaciรณn. Como explica Richard White en su libro sobre el rรญo Columbia, la biografรญa de una mujer, sumada a la de su marido, no da cuenta de la historia del matrimonio. Asรญ, para observar la forma en que Antioquia, el Valle o el paรญs cambian, hay que preguntarse por las relaciones de pobladores con el rรญo Cauca.
En el norte antioqueรฑo, entre los municipios de Ituango y Briceรฑo, 800 personas trabajaron durante dos aรฑos para desviar el rรญo. Obreros cavaron tรบneles para encauzar el rรญo, secar parte de su lecho y construir el embalse de Hidroituango. A ingenieros y obreros les esperan otros cuatro aรฑos de trabajo. Del encuentro diario entre ellos y el rรญo, no sรณlo resulta nueva infraestructura, sino tambiรฉn nuevos conocimientos en ingenierรญa (que acabarรกn por ser enseรฑados en universidades del paรญs).
Otra es la relaciรณn de los mineros artesanales con estas aguas. Los barequeros (muchos desplazados por la gran minerรญa en otras partes del departamento) usan matraca, tarro, pala, pica y batea. Sacan la tierra de las playas del rรญo, y la lavan hasta separar el oro. Trabajan con pies y manos dentro del Cauca, pero con la futura represa deberรกn alejarse de รฉl. Aproximadamente dos mil de entre ellos se han opuesto al proyecto.
Tambiรฉn estรกn los distintos ambientalistas. Mientras algunos fueron a Medellรญn a protestar, otros vinieron de Medellรญn y persiguieron la obra de desviaciรณn, recogiendo a los peces que iban quedando atrรกs, en charcos o pozos panditos. Devolviรฉndolos al rรญo.
Para la EPM la relaciรณn es de energรญa elรฉctrica (el Cauca generarรก el 17 por ciento de la energรญa del paรญs), inversiones, ganancias. Para algunos polรญticos (y el Eln) la relaciรณn serรกn las regalรญas. Otros dirigentes vaticinan para sus municipios problemas o un futuro en el turismo. Muchos colombianos con modos bajarรกn la ventana para maravillarse con la represa en viajes por carretera. Muchos la navegarรกn. Los frentes de las Farc que hacen presencia en la zona han sembrado minas alrededor. Y los Urabeรฑos declararon hace un aรฑo que las playas y el rรญo, en ese tramo, eran suyos.
Mรกs abajo en el mapa nacional (o mรกs arriba desde la perspectiva del rรญo y su correr), esta y otras bandas criminales usan algunos tramos como autopista. Urabeรฑos, Rastrojos, Buenaventureรฑos, Parabรณlicos y Lecheros han recorrido el Cauca, saliendo por la noche desde Cali para traficar armas y drogas.
โArmamento largo, subametralladoras, pistolas automรกticas y sustancias psicoactivasโ, denunciรณ un miembro de la Policรญa mientras seรฑalaba la importancia de fundar un โCAI fluvialโ. Aunque habrรก en estos grupos quien se declare propietario, el rรญo no es de ellos. Los lleva y los mece. Los trampea, los inunda y los insola. Los muerde o los hunde. Pero no les pertenece.
Estas bandas, radicadas en Cali, beben el agua del rรญo que navegan. Tambiรฉn beben de esta agua el alcalde y las autoridades policiacas. En las orillas la Unidad Nacional de Intervenciรณn Policial y el Grupo contra Objetivos de Alto Valor vigilan por la noche el Cauca. Lo observan con la luz que, dentro de poco, el mismo rรญo producirรก.
Columna publicada en el espectador el 20 de febrero y en la pagina web:ย http://www.elespectador.com/opinion/persiguiendo-el-cauca-columna-476116