En el Cauca y Nariño, el reclutamiento forzado de niños, niñas, adolescentes y jóvenes no ha cesado, sino que se ha transformado. Hoy se combinan métodos violentos, manipulación por redes sociales, y presión comunitaria, en contextos marcados por la pobreza, el abandono estatal y la disputa entre grupos armados ilegales. En estos territorios, el EMC de las FARC-EP, el ELN, la Segunda Marquetalia y otros actores usan el reclutamiento como herramienta de control territorial, afectando de forma desproporcionada a comunidades indígenas y afrodescendientes.
A pesar de los esfuerzos institucionales, las comunidades han sido las que más han resistido y protegido a su gente. El Estado, en cambio, sigue llegando tarde o con respuestas fragmentadas. Prevenir el reclutamiento no se logra solo con presencia militar: se necesita fortalecer lo comunitario, garantizar justicia y dar alternativas reales de vida a quienes hoy están atrapados entre la guerra y el olvido.
Este artículo es una aproximación para entender el problema desde los territorios y desde las voces que siguen resistiendo.
Autor
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Director de Indepaz y del Observatorio de DD.HH. y Conflictividades de Indepaz. Investigador y tallerista sobre conflicto armado, DIH, justicia transicional, derechos étnicos, empresas y derechos humanos, impactos de empresas del sector extractivo y acompañamiento a comunidades en proceso de reasentamiento involuntario y consulta previa.
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